Capítulo 19

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Loo Loo Land podría estar en llamas y ni siquiera sería su culpa. No técnicamente. Y dado que sería algo fuera de su control, no afectaría en nada a su récord de trabajo estable porque sería algo que se escapó de sus manos. Sería el crimen perfecto. La libertad estaría a su alcance. Blitzø por fin podría dejar ese lugar y buscar algo... Lo que fuese... Tal vez podría crear su propia empresa y...

Aún no había llevado a Loona y Octavia a Loo Loo Land.

―No. ―Blitzø comenzó a mover su carrito lejos de la tienda principal―. No puedes destruir al robot.

―Pero fue grosero contigo. ―Millie fulminó con la mirada a Robo Fizz quien seguía riéndose y diciéndole nombres―. Hay un vendedor de antorchas ahí, podría incendiarlo.

―No me tientes... ―Blitzø sonrió y luego frunció el ceño―. Deja de hacer eso.

Ella tardó un buen rato en regresar a verlo porque muy maduramente había decidido hacerle gestos obscenos al payaso robótico que ni siquiera podía salir de su tienda debido a su programación.

―¿Hacer qué?

―Ser... ―Blitzø movió su mano en el aire intentando señalar lo obvio― amable.

―Amor mío, lo dices como si no fuese algo normal.

Porque no lo era.

La gente no era amable en el Infierno y definitivamente no era amable con él específicamente.

Blitzø encontró su puesto favorito, a buena distancia de la tienda principal y aun en el camino de familias ingenuas con niños que se impresionaban con algo tan simple como animales de globos. Millie se sentó sobre el carrito y tomó uno de los globos para practicar algunos nudos e intentar hacer una figura que lo había visto hacer horas atrás. Blitzø admiró sus dedos ágiles, algo que ya se había percatado aquel día en el club. Sin exagerar, había sido lo primero que notó en ella. La forma en que Millie tomaba especial cuidado en lo que hacía era increíblemente cautivante. Por eso le había dicho a Stolas que ella necesitaba alguien suave. Alguien que fuese tan amable con ella como Millie lo era al usar sus manos.

―Cuéntame sobre tu antiguo compañero de trabajo. ―Blitzø se recargó contra el carrito y la miró― ¿Qué tipo de demonios lo contratan?

―Cualquiera que pueda pagarlo. ―Millie frunció el ceño mientras retorcía la punta de uno de los globos, pero en lugar de obtener una punta redonda esta parecía una pasa arrugada. En lugar de quejarse, ella deshizo su trabajo y volvió a intentarlo―. Él odia a la realeza, pero usualmente es ellos quienes mejor pagan.

―Un poco hipócrita ¿no? ―Blitzø bromeó, tomando el globo y enseñándole desde donde debía comenzar a retorcer.

―Mejor usarlos a ellos que dejar que nos usen a nosotros. ―Millie respondió encogiéndose de hombros, pero sus ojos se mantuvieron fijos en cómo él manejaba el globo―. Ya sabes cómo es el Ars Goetia en Ira. Si no son dueños de las tierras, lo son de las fábricas o del transporte. De una u otra forma terminas en deuda con ellos y te quitan todo hasta que te toca trabajar para ellos. Con los contratos que obtuve al estar con Striker pude sacar a mi familia de sus propias deudas.

En Codicia tenían una relación similar con Mammon. El circo de su padre tenía que pagar una serie de impuestos que cada año eran más ridículos y que solo existían en ese Círculo. Pero el Ars Goetia tenía un control sobre la agricultura y ganadería de Ira sin ensuciarse las manos. Se enriquecían debido a los imps de ahí. Les pagaban miserias por los productos y luego les cobraban ridiculeces por las cosas que podía ofrecerles. Por ejemplo, el Ars Goetia habían forzado a los agricultores de Ira a usar semillas que producían cosechas más grandes, pero necesitaban la luz de la luna para hacerlo, así que debían organizar un festival para que alguien de la Casa de Paimon fuese y abriese un portal al mundo de los vivos donde la luna iluminase los cultivos. Y obviamente, los demonios de Ira debían pagar por la bendición.

It's an ArrangementOn viuen les histories. Descobreix ara