Capítulo 17

614 82 20
                                    

Unas pequeñas manos tocaron el rostro de Stolas. Él sonrió ligeramente y se giró de costado para poder rodear con su brazo a Octavia y así abrazar a su hija. El olor a aceite y la esencia del champú seguían en sus suaves plumas y la suave risa de su avecita lo hizo agradecer cada tumbo y dificultad que había pasado para estar ahí. Como todas las mañanas, Stolas extendió su mano sobre el colchón dejándola con la palma hacia arriba, y para su sorpresa, Loona apoyó su pequeña mano sobre la suya. Él abrió los ojos, y la mano desapareció. Pero Loona seguía ahí, parada a un costado de su cama. Porque todas las mañanas ella a Octavia a subirse a su cama para despertarlo.

—Buenos días a ambas, —él se estiró y tomó su celular, apagando la alarma minutos antes de que sonara.

—Pa... —Octavia se colgó hacia atrás de forma dramática y se rio cuando terminó con su cabeza colgando—. Imp. —Y señaló hacia la puerta.

—Hay una mujer en el cuarto de Blitzø, —Loona anunció entrecerrando los ojos con visible fastidio—. Pasó la noche aquí.

—Sí, lo sé. Su nombre es Millie, va a vivir con nosotros, —él explicó cargando a Octavia mientras buscaba qué ponerse ese día.

—¿La conoces?, —Loona preguntó, siguiéndolo de cerca—. ¿Por qué se está quedando en el cuarto de Blitzø?

Stolas contuvo las ganas de reír. ¿Eran esos celos? La posesividad de los niños siempre se le había hecho adorable. Él tuvo que bajar a Octavia al suelo, entregándole su pequeña mano a Loona y se encaminó al baño.

—Se podría decir que es mi culpa que ella esté viviendo con nosotros, y tu papá está vigilándola, —Stolas declaró antes de entrar al baño para darse una ducha rápida.

—Pudo vigilarla sin meterla a su cuarto. —Loona anunció desde el otro lado de la puerta, gritando lo suficientemente alto para que la oyeran en toda la casa.

Stolas se rio entretenido. Al parecer Loona no iba a compartir a su padre con cualquiera.

La noche anterior, Blitzø había dicho que eran una familia poliamorosa, y el concepto había sido tan reconfortante como misterioso. Reconfortante porque él creyó la presencia de Verosika había sido un golpe a todas las ilusiones que Stolas se había armado en su cabeza. Después de todo, cuando ellos iniciaron esa alianza, Blitzø había sido directo; el matrimonio y la convivencia eran para legalizar la adopción de Loona. Después de eso, ellos se irían. Pero esa declaración de familia y de hablar de otros integrantes podía significar que las cosas no tenían que acabar pronto. Con suerte, en un año él no tendría que despedirse de Loona ni de Blitzø.

Familia.

Él siempre había soñado con eso y ahora lo tenía. No de la forma convencional ni siendo algo romántico pero... era su tesoro más valioso.

Stolas miró su mano. No había anillo. Obviamente no tenía una alianza de bodas. Su matrimonio era un contrato necesario y nada más. Ellos habían hablado de que sería absurdo invertir en anillos. Y eso estuvo bien por mucho tiempo, pero ahora no podía dejar de pensar en uno. En el fondo, Stolas sabía que era una manera absurdo de hacer su unión diferente a la que Blitzø tenía con otros. No mejor. No superior. Solo... diferente.

Siempre había tenido que compartir a Blitzø con otros. Eso no era nada nuevo. En la infancia, Blitzø siempre había tenido otros amigos y un mundo al que pertenecía. Ahora, como adultos, era lo mismo. Era Stolas quien seguía siendo el mismo solitario y aislado demonio que no sabía interactuar con otras personas. A veces él temía aferrarse demasiado a Blitzø hasta sofocarlo o sucumbir a la tentación para por lo menos tener algo más íntimo con él, pero sabía que estaba mal. En cambio, Blitzø, siendo Blitzø, conectaba con la gente. Sí, era irreverente y demasiado franco, pero su carisma hacía que la gente se quedara con él.

It's an ArrangementWhere stories live. Discover now