Capítulo 7

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Loona había lucido dubitante aferrándose a la mano de Horusas. Usualmente ambas eran de la misma altura, pero Loona estaba encogiéndose, bien aferrada al brazo de la directora. Blitzø sintió el deseo de correr hacia su hija, levantarla y abrazarla con fuerza. Prometerle y jurarle que todo iba a estar bien. Él solo quería decirle que jamás iban a separarse. Pero Horusas, mucho más experta en canes infernales, le había dicho que no hiciera movimientos bruscos si Loona tenía su pelaje levantado y su cola entre sus piernas. Como en ese momento. Así que él esperó, con su mejor sonrisa.

Blitzø se repitió que Loona quería irse con él. Ella había estado entusiasmada con la idea. Así que debían ser nerviosismos y nada más.

Loona partía el orfanato con muy pocas posesiones. La mayoría de la ropa que había usado en su momento pasaría a otro niño que lo necesitase. Ella había insistido en que no necesitaba nada de esas cosas. Eso no importaba, Blitzø había comprado suficiente ropa para Loona y estaba dispuesto a llevarla por más si alguna no le gustaba. La verdad es que él había llevado tiempo haciendo eso y mucha de la ropa que en algún momento había comprado, había tenido que volver a venderla cuando había sido obvio que no era del tamaño de Loona.

Sí, no debió comprar cosas sin la seguridad de cuánto tardaría el proceso de adopción, pero ¿Qué se suponía que Blitzø debía hacer cuando caminaba por las calles y veía algo que estaba totalmente seguro de que su Loony iba a adorar? ¿No comprarlo? ¡Por favor!

Horusas llegó a él con una sonrisa amable y bien practicada. Pero sus ojos decían una historia diferente. Ahora estaban a mano. Horusas tenía su orfanato. Blitzø a su hija. Pero ambos quedaban en buenos términos.

Cuando Blitzø miró a Loona, notó cómo su cola se agitaba rápidamente, a pesar de su rostro hermético y la forma en que se abrazó a sí misma.

— Viniste. —Ella susurró.

Blitzø levantó sus manos al cielo, fingiendo estirar sus músculos para hacer algo con sus manos en lugar de abrazar a Loona. Claro que iba a estar ahí. Jamás iba a fallarle. Jamás.

Él le guiñó un ojo y señaló a su van.

— Y nos vamos. A casa.

— No la llenes de dulces y comida chatarra. —Horusas advirtió— Recuerda que tiene que ir a la escuela.

— Señora, usted no va a decirme cómo criar a mi hija. —Blitzø respondió, sintiendo la enorme sonrisa estirar sus mejillas.

Horusas giró los ojos.

Mientras Loona subía a la van, él pudo jurar que ella estaba riéndose divertida.

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— ¿Cuándo voy a conocer a mi...? —Angel Dust agitó su mano en el aire por unos segundos y luego le compartió el cigarrillo a Blitzø— ¿Ahijada? ¿Sobrina? Pude ser su mamá, pero tuviste miedo al éxito.

Blitzø tomó el cigarrillo con su cola y lo atrajo hasta su mano para fumar de este.

Ambos estaban acostados en lo que una vez fue su cama en su departamento. Ahora se lo alquilaba a Angel por un precio mucho más accesible al que usualmente pondría en el mercado, pero con la seguridad de que quedaba en buenas manos. Además, el antiguo departamento de Angel era un armario en el estudio pornográfico de Valentino donde ni siquiera la nueva mascota de Angel podía estirarse en lo más mínimo.

Blitzø sonrió peligrosamente, con su cabeza colgaba de la cama y tomó el cigarrillo con su mano para dar una larga calada, sintiendo la fuerza de la nicotina alimentar sus sentidos. A cambio él recibió un empujón del pecador, pero su cola se cerró en la muñeca de Angel para no caer. Blitzø comenzó a ahogarse con el humo y entre ahorcadas maldijo a Angel quien parecía demasiado entretenido riéndose de su desgracia.

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