CAPÍTULO 4

1.5K 92 31
                                    

Summer

¿Qué cosa acaba de pasar?

Chase acaba de tomarme del cuello.

Y te gustó.

Claro que no.

De hecho... sí... y mucho. Gemiste un poco.

¡Claro que no!

Negadora.

Busco algo de ropa y la pongo dentro de un bolso. Luego busco dinero en mi escondite secreto (detrás de todo en el cajón de las bragas. Lo sé, no muy original) mientras Chase se tira sobre mi cama como si fuera suya. Su olor va a quedar en mis sábanas... es bueno saber que no dormiré allí.

¿A quién engaño? Huele exquisito.

—Vámonos —digo saliendo de mi habitación y bajando las escaleras a toda velocidad.

—Summer —me llama mamá—. Ten cuidado, por favor.

Sé que está preocupada por mí. La pérdida de papá la dejó muy paranoica cada vez que yo debo subirme al auto.

Fue todo lo contrario para mí. Conducir es lo que me conecta a él. Es lo que me hace sentirlo cerca.

—Lo tendré mamá. Estaremos bien.

Le doy un beso en la mejilla y le dedico una mirada a Chase quien me observa fijamente. Tomo las llaves del auto.

—Adiós señora Harrison. Cuidaré de ella, se lo prometo.

Mi madre sonríe con nostalgia.

—Tal vez ella deba cuidar de ti, Chase —pronuncia antes de darle un último abrazo.

Él y yo compartimos otra mirada. Nos quedamos así durante unos segundos. Ninguno rompe la conexión.

Salgo de casa para encontrarme con mi auto. Podría haberlo dejado en el garaje, pero así salgo más rápido.

—¿Conducirás tú? —me pregunta Chase metiéndose las manos en los bolsillo.

—Por supuesto. A mi auto solo lo conduzco yo.

—Creí que después de lo que pasó...

—Jamás dejé de conducir y jamás lo haré.

Chase suspira.

—De acuerdo.

Ambos nos subimos y yo arranco por las calles sin más. Intentando ignorar que el aroma de Chase también se quedará impregnado en mi auto.

Ninguno emite palabra. Su presencia me pone de los pelos.

Y detesto que lo haga.

De repente mi mirada cae sobre un pequeño perrito tembloroso que diviso en la calle. Freno el auto en seco sin importarme lo que Chase me está diciendo y bajo del auto.

Chase

Debe estar loca. Lo juro.

¿Cómo se le ocurre frenar así?

La observo bajar del auto y caminar hasta el callejón que está a unos pocos metros.

Joder.

La sigo y me cruzo de brazos.

—¿Qué estás haciendo, Summer?

—Oh por Dios... ¡es un perrito! —exclama y se inclina hacia el bulto que tiembla en el suelo. El perro se muestra asustado mientras ella acerca su mano, pero en cuanto empieza a hablarle se acerca poco a poco—. Hola pequeñín... ¿tienes frío? ¿Hambre?

End game [Completa]Where stories live. Discover now