CAPÍTULO 25

1.1K 62 1
                                    

Bueno bueno. ¿Alguien dijo morir? 

¿Será que Summer y Chase entran a su Reputation era?

Ustedes me dirán.

Espero que lo disfruten. Gracias por estar acá.

Nos vemos en la próxima, pequeños demonios. 

Zoe P.

.........................

Summer

Apenas habíamos podido dormir un poco. El amanecer nos recibió abrazados. Con nuestras piernas entrelazadas, mi cara apoyada contra su pecho, mis dedos dibujando sus tatuajes y los suyos acariciando mi espalda con la yema. Lo abracé y él me apretó contra sí. Alcé la vista para poder mirarlo y el pecho me explotó cuando me encontré con sus ojos negros brillantes. Sonrientes.

—¿Qué? —le pregunté divertida.

—Que te quiero —respondió sin más.

Mi estómago se dio vuelta y mi corazón bombeó sangre, acelerándome.

—Te quiero, Summer —repitió quitándome el cabello de la cara.

—Te quiero, Chase.

Acarició mi mejilla con delicadeza y me sonrió ampliamente antes de besarme.

Era de esas sonrisas que le transformaban la cara. Se le iluminaba y mostraba sus hoyuelos. Era la sonrisa más sincera que había visto hasta ahora. Lo besé con amor. Suave y profundo. Dejándonos ser. Permitiendo que disfrutemos de ese momento de felicidad pura porque no tenía idea de cuanto iba a durar. Porque los momentos así, infinitos, se disfrutan y luego se guardan en una cajita. Porque son los momentos que son la definición de felicidad. Los que te dan fuerza cuando sientes que no vale la pena luchar. Cuando no encuentras motivación vuelves a momentos como este.

Y yo siempre volvería al momento donde tenía a Chase para mí. Volvería a esa cama y me quedaría allí durante toda la eternidad.

Volvería siempre a la primera vez que me había dicho que me quería y yo le correspondía. 

Me levanté de la cama y fui en busca de la computadora de mi padre. Chase me miró con el ceño fruncido cuando volví a la cama para acomodarme a su lado.

—Ayer fui a casa y entré a la oficina de mi padre —comencé—. Estuve horas intentando descifrar la contraseña para poder abrirla. Y no vas a creer lo que es.

Chase me miró con atención mientras yo tecleaba la contraseña y la pantalla cedía.

—No puede ser... —murmuró.

—Lo sé, esto cada vez se pone más extraño. Al parecer no hay nada. Está todo vacío. No tiene archivos. Nada.

Frunció el ceño y se quedó pensando.

—¿Me la prestas?

—Claro —accedí y se la tendí.

Estuvo unos minutos haciendo lo que yo había hecho. Entrando a distintos lugares, buscar algunas carpetas, fotos, etc. Hasta que por alguna razón se metió al mail, que por más extraño que parezca, estaba ingresado. No necesitamos poner una contraseña.

Casi...

Casi como si esperaran que entráramos allí.

—¿Cómo...?

End game [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora