CAPÍTULO 5

1.5K 101 68
                                    

Summer

Bajé las escaleras a toda velocidad encontrándome con los chicos hablando en grupo, por lo que percibí estaban planeando algo.

Se callaron automáticamente cuando me vieron llegar. Los tres dirigieron su mirada hacia a mí.

—Ustedes tampoco van a decirme nada, ¿verdad? —pregunté dejando el bolso en el suelo y tomando a mi hermoso perrito.

—¡Un perrito! —exclamó Atlanta con una enorme sonrisa. Vaya, creí que no era capaz de sonreír.

Se acercó a mí.

—¿Puedo tomarlo?

Le fruncí el ceño y se lo tendí.

—Claro... —ella lo tomó complacida.

—¿Dallas te ha dejado traer eso aquí? —me preguntó Dexter colocándose a mi lado.

—Sí, por supuesto.

Me miró extrañado y luego se volteo para ver como Boston y Atlanta lo acariciaban. Percibí una vibra entre ellos. Sus cuerpos se movían para acercarse al otro sin siquiera darse cuenta.

—¡Déjame tomarlo! —se quejó él.

—¡No! Es muy pequeño. Puedes hacerle daño con lo bruto que eres —defendió Atlanta refugiando al pequeño animal en sus brazos.

—Vamos, cariño. Tengo que practicar para nuestros hijos.

Ella abrió la boca para refutar algo pero por primera vez parecía que no tener nada para decir. Se lo quedó mirando estupefacta con algo brillando en sus ojos castaños. Boston le sonrío de manera arrogante.

—¡Eres un imbécil! —le espetó y fue a tomar asiento en el sofá pretendiendo que Boston no estaba allí, mirándola mientras se mordía la boca.

—¿Cómo hiciste para convencer a Dallas de algo así? —volvió a insistir Dexter cruzándose de brazos.

—Solo se... lo pedí —dije encogiéndome de hombros—. Estaba solito en un callejón...

El acusado apareció detrás de nosotros y observó la escena.

—Ya veo que ha conquistado corazones —acotó.

—Por supuesto que sí, el único que actúa como si no eres tú —lo acuso.

—Esa bola de pelos me repugna.

—Sí, claro. ¿Alguien puede decirme que haremos?

—Ah ah. Nosotros —señaló Chase a los demás—. Haremos. Tú te quedas aquí. Creí que estaba claro, no me hagas repetirlo.

—¿Por qué no puedo ir? —volví a hacerle frente.

—Porque dije que no y porque es peligroso.

—Es una excusa patética.

—No me importa. Te quedas y punto.

Bufé y me crucé de brazos. Fingí que me daba por vencida.

—Como sea, no me interesa —murmuré.

Mi perrito sollozo al verme desaparecer hacia la habitación, mirándome con sus pequeños ojitos. Sonreí y volví a tomarlo en brazos de entre Boston y Atlanta, quienes se quejaron.

Me encerré en mi habitación y dejé a León en mi cama. Se acurrucó rápidamente entre las sabanas.

Los oí murmurar y me acerqué a la puerta.

—Dejaste que trajera un perro —acusó Dexter, como si aún no se lo creyera del todo—. Eso no es algo tú harías, no por cualquiera.

—¿Qué tiene? —respondió Chase... digo... Dallas. Casi podía imaginarlo con esa expresión despreocupada.

End game [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora