Capítulo 4

740 54 1
                                    

Año 120. 9 años.

Adoro a Joffrey. Me encanta cogerle en brazos, hacer el tonto para que se ría y pasar tiempo en su dormitorio. Lugar en el que mis hermanos y mi madre estábamos tranquilamente hasta que entró un mensajero.

- Princesa Rhaenyra - Hizo una reverencia y le entregó un sobre en mano. Yo no le hice mucho caso hasta que de pronto soltó un suspiro.

- ¿Qué pasa madre? - Pregunto al verla sentada con una mano en su rostro lleno de preocupación.

- Es vuestra tía, Laena... Ha fallecido... - Esa noticia nos ensombreció a todos, pero tampoco demasiado ya que jamás llegamos a conocerla. Ni siquiera a nuestras 2 primas. En esos instantes entró Harwin y cruzamos miradas, después miró a mi madre.

En silencio se sentó en un sofá a parte y nos hizo un gesto para que nos juntáramos en torno a él.

- Me tengo que ir de viaje... Portaos bien con vuestra madre, ¿sí? Vendré cuando pueda. - ¿qué? Estaba sorprendida, qué significaba aquello. Era una despedida, sí. Pero muy corta y concisa -. Aunque quizá tarde un poco.

Dicho esto, se pone en pie e intenta darle un abrazo a Jace pero este le reprende y va con nuestra madre.

- Jace... - Éste cede y decide hablar con Harwin.

- Volveré. Lo prometo - Dice mirándonos a los tres -. Jamás os abandonaré... Y tú... - Se agacha a mi lado y me mira orgulloso mientras acaricia mi cara y mi pelo -. Tú vas a ser una gran reina, al igual que tu madre. Y espero estar aquí para verlo... - Mis ojos se llenan de lágrimas al oírlo y le asiento. Él tiene que estar, debe estar -. Cuida a tus hermanos y sobretodo cuídate a ti. Cabeza alta siempre.

Me lanza una última sonrisa y tras abrazarme se gira a nuestra madre y en su mirada se ve todo. Soy pequeña sí, pero no ciega. Y esa mirada significa amor puro. Ambos se quieren, pero madre se contiene por nosotros. Ojalá Harwin fuera mi legítimo padre... No nos tendríamos que esconder y seríamos una gran familia. Es decir, quiero a Velaryon, es buen padre, pero no de la misma forma que quiero a Harwin. Y más desde que me enteré que es mi verdadero padre. Por último, para despedirse toma a Joffrey en sus brazos y le da un pequeño beso en la frente

- Para entonces... no me conocerá - Dice triste, quizás demasiado. Y no puedo evitar mirar la cara de impotencia y rabia de mi madre. Aquí pasa algo más... No se va solo por un simple viaje. Y Jace y yo lo notamos, porque en cuanto lo vemos cruzamos miradas entendiendo todo. Harwin recobra su compostura y le devuelve el bebé a Rhaenyra.

- Princesa - Hace una última reverencia y se va del cuarto. Quizás esta es la última vez que le vea... Jace lo sabe y no puede evitar salir corriendo al pasillo para verle mientras empieza a llorar. Madre sale con él y le acaricia la cabeza. Decido ir detrás para enterarme y sobretodo, para proteger a Jace.

- Siempre podemos mandarle cartas por cuervo. Será divertido - Dice Rhaenyra intentando consolarle.

- ¿Harwin Strong es mi padre? - Suelta Jace de la nada y madre me mira sorprendida.

- ¿Se lo has dicho?

- Pues claro, tiene derecho a saberlo. Todos lo tenemos - Replico enfadada y Jace va contra mi madre.

- ¿Soy un bastardo? Quiero oírlo de ti. - Ella niega con la cabeza y la acaricia la mejilla.

- Eres un Targaryen. Es lo que importa - Le da un beso en la frente y le indica silenciosamente que entre en la habitación. Después me mira.

- Lo siento... - Agacho la cabeza arrepentida.

- No te preocupes cariño, tenías toda la razón. Esperaba que no os dierais cuenta, pero os lo tendría que haber contado antes... Anda ven aquí - Dice sonriente y me da un abrazo fuerte.

A la mañana siguiente estaba con Aemond y Helaena en el árbol sagrado mientras leía un libro en voz alta. Estábamos los tres recostados. Aemond acomodado en mis piernas sujetando el libro, yo trenzándole el pelo y Helaena frente a nosotros cosiendo un bordado. Momentos simples como este me hacían muy feliz.

Aun no entiendo por qué ambos hermanos eran tan amables conmigo, se notaba el cariño en sus ojos. Era muy raro. Aemond con mis hermanos se llevaba fatal, hasta se miraban con asco. Mientras que Helaena apenas hablaba con mis hermanos, y ellos pensaban que era rara, cosa que no entendía. Ella era el ser más dulce de toda nuestra familia.

Si hablamos de Aegon ese es otro tema, cualquier dama a la que él hablase sería solo para hacer cosas indebidas, así que en ese caso no consideraba una suerte que me prestase siempre atención o estuviese pendiente de mí. Alguna vez llegó a insinuarme ser su esposa o amante, cosa que le respondía con un puñetazo, y aun así no ser rendía. No entiendo como alguien puede ser tan baboso.

Estaba a punto de empezar una frase nueva cuando Sir Criston se puso frente a nosotros e hizo una reverencia. Siempre mirándome tan mal como siempre, lo que daría por ganarle en combate.

- Príncipe Aemond, princesa Helaena, princesa Selaena - Le asentimos para que siga hablando y se dirige a mí -. Princesa, su madre ha dado órdenes de que guarde todas sus pertenencias. Se van a Roca Dragón.

- ¡¿Qué?! No, no puede irse - Aemond se levanta exaltado pidiéndole explicaciones s Sir Criston.

- Solo cumplo órdenes mi príncipe. Princesa, acompáñeme.

Yo solo miraba el suelo perpleja y algo triste. Pero de igual manera asentí y me puse en pie. No sabía si tendría tiempo de despedirme de Aemond y Helaena, así que aproveché ese instante.

- Helaena, gracias por todo. Eres la mejor amiga que he podido tener aquí - Sonreí y ella me extendió el bordado ya terminado.

- Toma, es una mariposa morpho. O mariposa monarca azul. - Dice riendo para que la entienda -. Son típicas de lugares tropicales, nunca he visto una en persona, pero si en libros. Me parece preciosa y es mi subespecie favorita de las mariposas. Pensé que como en Rocadragón no hay nadie si te llevas esto recordarías nuestros momentos juntas y no te sentirías sola.

No pude evitar lanzarme a sus brazos y darle un gran abrazo que ella correspondía.

- Gracias... De verdad - Dije a su oído. Nos separamos y no pude evitar ver a Aemond con lágrimas en sus ojos. Esto me iba a costar más -. Aemond...

- No digas nada - Dijo sonriendo mientras me agarraba ambas manos -. Creo que ambos sabemos de sobra lo que siente el otro... Y te voy a esperar... - Ambos sonreíamos y nos abrazamos - Por cierto, no voy a dejar que te lleves un regalo de mi hermana y ninguno mío. Así que toma - Y riendo me extendió una pequeña caja de madera. -. Ábrela cuando llegues a Rocadragón. Al igual que Helaena no esperaba dártelo. Esto iba a ser un regalo cuando de compromiso. Pero como no sé cuándo te volveré a ver...

Se puso triste y tras agarrar la caja le di un beso en la mejilla.

- Nos veremos dentro de poco, te lo prometo...

Me alejé con sir Criston triste a mi dormitorio, y tras guardarlo todo me puse una capa por el frío. Los guardias me acompañaron al patio donde estaba papá con Joffrey en sus brazos al lado de mis hermanos. Estaban igual de confusos que yo, pero la diferencia es que yo tenía los ojos rojos. Estaba dejando Desembarco del Rey. Estaba dejando mi hogar, mi infancia. Lo acababa de dejar a él aquí solo...

 Lo acababa de dejar a él aquí solo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Until the End | Aemond TargaryenWhere stories live. Discover now