Capítulo 7

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Año 127 d.C. 16 años.

- Bienvenida princesa, espero que hayáis disfrutado –Me recibió Usher, mi guardia personal en Rocadragón.

- Disimulad vuestro alivio – Dije sonriendo y se unió a mi camino.

- El príncipe Daemon os espera en su despacho para las clases de Antiguo Valyrio. Aunque ya llegáis tarde.

- No es mi culpa que Lunafreya se haya entretenido con un rebaño de ovejas ser Usher.

- No, pero si algún día no llegáis sana seré yo quien tenga que enfrentarse a su tío – Dijo y ambos reímos.

Usher tan solo tiene 21 años, es moreno, de ojos claros, me saca dos cabezas y está bien definido. Seamos sinceros, me alegra la vista. Y lo escogí personalmente, lo prefería a él antes que a un viejo que me controlase todo el tiempo y se chivase a mi madre de lo que hacía. En cambio, Usher me acompañaba en muchas locuras, llevaba tan solo 2 años a mi cargo, pero ya se había ganado mi plena confianza. Me apoyó muchas veces cuando más necesitaba estar acompañada, además era muy divertido y me hacía más amenas mis obligaciones como heredera.

Cuando llegué a la estancia, Usher me abrió la puerta y me despedí de él. Pude notar la mirada de regaño por parte de Daemon y yo susurré "lo siento". Me senté en silencio al lado de Jace, quién leía sobre la conquista de Aegon.

- El conquistador y sus hermanas zarparon con un gran ejército. Y desembarcaron en Aguas Negras...

Tras un buen rato, y muchas correcciones por parte de nuestro tío, conseguimos terminar el capítulo.

- Aun no entiendo cómo es que tú lo hablas perfectamente – Dice Jace quejándose.

- Eso es porque además de tener al mejor profesor – Esto lo dije con una sonrisa mirando a Daemon. Le encantaba que le subieran el ego -. Estuve muchas horas leyendo y practicando. Pero tú lo llevas muy bien, en serio. Verás cómo en unos meses ya lo hablas perfectamente – Lo animé con una sonrisa en el rostro y acariciando su espalda.

- Creo que ya es suficiente por hoy – Dijo Daemon.

- No, no. Yo quiero continuar – Dijo Jace pero en ese momento entró madre.

- Jace, creo que deberías descansar. No espero que aprendas Alto Valyrio en un día. Tu hermana estuvo años hasta que lo aprendió por completo.

- Un príncipe debe honrar las tradiciones de sus ancestros – Replicó Jace.

- Bueno, pues a menos que pienses en sustituir a tu hermana y a mí, tienes mucho tiempo pare estudiar – Dijo mamá acariciando mi largo cabello negro -. Ahora déjanos con tu hermana, tenemos que hablar de un asunto.

Solté un suspiro, estaba cansada del tema. Madre se puso frente a mí junto a Daemon y a me miraron acusatoriamente. Yo tan solo solté un suspiro y me crucé de brazos.

- No puedes seguir así – Empezó Daemon.

- Sí que puedo, de hecho, lo estoy haciendo – Ambos se miraron y madre intentó conciliar.

- Te ha gustado alguno de los pretendientes que te hemos propuesto.

- Claro que no, a la mitad les falta inteligencia y la otra mitad son viejos. Y no pienso tener hijos que no sepan ni decir el abecedario. Así que no, el matrimonio está descartado – Repliqué intentado dar por terminado el tema.

- ¿De verdad no hay nadie que llame mínimamente tu atención? – Pregunta madre suavemente y solo la puedo mirar con desgana.

- Sabéis perfectamente la respuesta.

- Selaena no vamos a entra otra vez en eso, no te casarás con Aemond – Dijo cortante Daemon. No pude evitar enfadarme y estuve a punto de gritarle. Pero en su lugar me puse en pie y di vueltas por la habitación.

- Aemond es inteligente, culto, sabe pelear, podría defenderme ante todo... Él sí podría ser el padre de mis hijos... - Los miré desesperada -. Ah, y viene de buena familia.

Al decir esto los tres nos reímos y el ambiente se calmó un poco

- Eso está por ver - Dijo el tío Daemon -. Ahora en serio Selaena... Olvídale, llevas 7 años sin verle, estamos más o menos en paz, pero eso no durará mucho más tiempo. En cuanto muera tu abuelo sabemos que Alicent hará un movimiento y empezará una guerra. No te puedes meter en medio.

- Si puedo – Dije seria.

- ¿Sí? ¿Y a quién defenderás? A los negros o a los verdes. No haces más que decir tonterías, madura – Dijo dando un golpe en la mesa y con un notable enfado al cual yo me uní.

- Puedo defender a nuestra casa y estar casada con él - Dije entre dientes -. Puedo estar en Desembarco del Rey con él y haceros de espía. Sabríais todos los movimientos de los verdes, eso nos proporcionaría ventaja.

- ¿Y arriesgarte a que cuando se enteren te maten? Ni hablar -. Intervino madre.

- Me matarán de todas formas.

- Y aun así quieres casarte con él. Por todos los dioses, no se puede ser más infantil -. Daemon se pasó una mano por la cara, ya estaba desesperado.

- Selaena... No quiero hacerlo por las malas... - Madre se acercó a mí y me agarró las manos -. Mañana partes a Puerto Gaviota, la Casa Grafton te recibirá a ti y a los pretendientes del Valle.

- Pero...

- Fin de la discusión – Me corta mi madre y enfadada salgo por la puerta.

Usher intenta llamarme, pero sin éxito. Al llegar a mi dormitorio le di patadas a todo lo que encontraba. "¡No es justo!" Pensaba para mis adentros a la par que lloraba. Minutos más tarde estaba sentada en la cama observando el caos que había creado. Estaba todo tirado por el suelo: libros, botes de tinta, sillas, etc. Ahora que estaba más tranquila, me agaché de rodillas y saqué de debajo de mi cama una caja. Nadie sabía la existencia de ella, ni del interior de esta. La abrí, estaba llena de cartas y pergaminos... Todos y cada uno de ellos escritos por Aemond, aunque había alguna carta de Helaena. Las lágrimas volvieron a mí al ver todo aquello. Pasamos de escribirnos semanalmente, a una vez al mes, luego dos al año... Y ahora nada. La distancia nos había afectado, ambos habíamos crecido y seguramente Aemond ya no era el mismo.

"Tengo 7 años para convencerte de que no vas a encontrar a nadie mejor que yo". Eso me había dicho, nos habíamos prometido que a los 16 nos casaríamos... Sin embargo, el día que los cumplí esperé una carta. Al principio pensé que fue el cuervo que se retrasó, pero después de 10 días esperando ansiosa, supe que no recibiría nada. Era lo que más deseaba, una carta que me dijese que me iba a sacar de ahí, que aún me seguía queriendo... Pero no fue así.

Ahora me encontraba llorando sobre ese montón de cartas llenas de palabras vacías. Mi corazón dolía, y dolía porque mi interior sabía la verdad. Aemond ya no me quería, no me esperó. De hecho, podría llegar a asegurar que ya tiene a alguien más. En ese momento me toqué el colgante, tenía dudas. Pero aún no podía quitármelo. Porque por más que lo odiase, en mi corazón aún había un hueco para él. 

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Holaa a todooos!!!

Capítulo corto pero bastante bonito y triste (o eso espero xdxd)

La verdad es que estos 3 últimos párrafos me parecieron tristes :(

Pero, el próximo capítulo promete mucho. Os lo prometo

 Os lo prometo

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Until the End | Aemond TargaryenWhere stories live. Discover now