Capítulo 8

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Año 127. 16 años.


Me encanta el mar. Estaba en la proa del barco, apoyada en el borde, observando anonadada el pasar del tiempo y cómo avanzábamos. En ese momento se acerca Usher y se pone a mi izquierda en silencio.

- Lo que tengas que decir dilo ya – Sonrío mirándole.

- Necesitaba veros, princesa.

- El sentimiento es mutuo – Digo y ambos nos sonreímos tímidamente.

- Os he hecho de confidente en numerosas ocasiones durante estos dos años. Y creo, disculpadme, que os conozco... un poco.

- Más que un poco – Afirma riendo.

- Os he oído anoche – En ese momento se me quitó la sonrisa -. Os oí como pasasteis de la rabia a la tristeza... Y creo saber el motivo – Aparté su mirada y volví a centrarme en el mar, no quería hablar de esto -. Sinceramente, no conozco a ese hombre por el cual os pasáis las noches en vela. Pero sí sé, que no ha venido a veros. He estado durante dos años frente a su puerta todas las noches... Y jamás os he visto escaparos. Sinceramente, un hombre que os haga derramar lágrimas y no os tenga presente en su vida, no es digno para vos.

- Usher no sabes nada... - Digo molesta.

- Solo digo la verdad, os merecéis alguien que apueste por vos, que se juegue la vida por vos. Alguien como yo... - En ese momento me congelé, ¿se acababa de declarar?

- Usher... - Él empezó a reírse sin control y yo estaba aún más confundida.

- Tendríais que haber visto vuestra cara princesa, casi os lo creéis – En ese momento reí y le di un golpe.

- ¡No tiene gracia!

- Si la tiene, y mucha. Al menos os habéis reído, no quiero veros triste. Estáis más guapa cuando sonreís – Dijo y me dio un pequeño toque en la cabeza -. Ahora id a prepararos, estamos a punto de llegar.

Al llegar a puerto nos recibe Nicholas Grafton. Un hombre bajo, rechoncho y calvo. Tenía una imagen divertida, de hecho, Usher y yo no pudimos evitar mirarnos y nos tuvimos que contener la risa.

- Princesa, es un placer recibiros hoy aquí. Espero que vuestra estancia os resulte acogedora.

- Muchas gracias Nicholas, empecemos cuanto antes – Digo con una sonrisa. Ya estaba cansada y eso que ni habíamos empezado.

La sala del trono era bastante fría, las paredes y el suelo estaban cubiertos de una fría piedra gris, y en el centro de la sala había una alfombra con los colores de la casa Grafton que llevaban hasta el trono, donde estaba su estandarte y el de mi familia. A los laterales había 2 tribunas, las cuales estaban llenas de gente de la nobleza. Dispuestos a ver quiénes eran los candidatos a rey consorte. Me siento en el trono y a mis laterales se ubican Nicholas y Usher.

- Cuando usted ordene, princesa – Me susurró Nicholas, y tras un suspiro di la orden para que pasaran los candidatos.

Horas después seguíamos ahí, apenas habíamos hecho una pausa para comer. Estaba ya cansada, pero debía mantener la compostura y escucharlos a todos. Ya que no me iba a casar con nadie al menos darles su minuto de protagonismo. Lo peor de todo es que muchos superaban la edad de mi madre, apenas había gente de mi edad, y eso era asqueroso.

- ¡Siguiente! – Ordena Nicholas y en escena aparece un niño de no superaba los 12 años. Estaba impactada.

- Tiene que ser una broma, es un niño – Digo riendo.

- Soy...

- Se acabó, nos marchamos– Lo corto y me voy junto ser Usher -. Enviad un mensaje, que el capitán nos prepare el barco.

Until the End | Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora