Capítulo 16.

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Aegon II Targaryen.

Había pasado un año desde que se había comprometido con su sobrino, Jacaerys Velaryon. Un año desde que su relación se había vuelto más y más unida, y llena de confianza, pero en especial amorosa. Hoy era el día en el que se casaba con su sobrino y estaba siendo preparado para tal ocasión.

-El blanco se le ve tan bien, alteza. Resalta sus ojos y su piel, al igual que el dorado lo hace ver cómo la belleza que es.- la persona que dice todo eso es Mary, la sirvienta que lo ayuda a vestir para su gran día y también es su amiga desde hace un año.

-No tienes que adular tanto mi apariencia, Mary. Pero aun así, gracias por tus palabras.- él sonríe un poco cuando todavía está siendo vestido por su amiga.

-No hay nada que agradecer cuando las palabras son ciertas, su alteza.- ella lo dice con tanta verdad que lo hace sentir un poco avergonzado, pero no dice nada y deja que ella termine con el trabajo que le fue encomendado.- Está todo listo, su alteza. Puede verse a usted mismo ahora.- con esa señal él se acerca al espejo más cercano y observa la vista inexplicable que tiene delante de él.

Viste hermosos conjuntos blancos con toques dorados, su camisa es algo simple, pero elegante a la vez, sus pantalones blancos anchos junto con las botas negras escondidas bajo el bordado de los pantalones, lo hacen ver realmente presentable. No sé había visto nada hermoso como ahora, ni siquiera en su boda pasada con su hermana-esposa. Ese día fue gris para él, ya que ni él ni su hermana se querían casar entre ellos, pero al final sucedió. No hubo felicidad cuando se vio en el espejo con un conjunto diferente al que tenía puesto ahora mismo, ni mucho menos cuando su hermana había entrenado con un hermoso vestido que hacía resaltar su belleza. No hubo nada de ese sentimiento, y eso los llevo a un matrimonio que estaba destinado a no funcionar.

Pero en este instante él no se siente de esa forma, siente el sentimiento inexplicable de nervios y deseo de que la boda ocurra en ese instante. Deseo de poder llevar a Jacaerys a su cama, dejar que solo sean ellos dos y nadie más. Solo ellos dándose el amor que habían estado aguantando por años atrás. Así que gracias a eso, él sabe que es diferente a cuando la boda con su hermana ocurrió y estaba agradecido por eso.

-Mi príncipe, es hora, su esposo y rey lo esperan.- dice Mary, haciendo que su estómago diera unos cuentos hormigueos. Puede sentir lo nervioso y extasiado que se encuentra por el hecho de ver a Jacaerys esperándolo en el gran salón donde se van a casar, pero no puede evitar sentirse nervioso por el hecho de que su padre es el que lo tiene que llevar a dicho altar.

Toma una gran bocanada de aire y suelta suavemente para ponerse firme.- Saldré ahora.- y con eso las sirvientas abrieron más puertas de su habitación, dejando ver a su padre esperándolo. En cuanto su padre lo vio, su rostro se puso feliz, estaba feliz, mucho más de lo que él lo había visto en toda su vida.

-Hijo mío.- su padre lo saluda con una sonrisa llena de felicidad y él no puede evitar corresponderle con una suave y tímida.

-Padre.- él le responde. Mientras él y su sobrino sean casados en la fe de los siete, su padre lo llevaría escoltado a través de los pasillos del castillo hasta su futuro esposo.

-¿Estás listo, hijo mío?.- su padre pregunta y él asiente con la cabeza con una sonrisa plasmada en su rostro.

-lo estoy, padre.- y con eso comienzan a caminar hacia las puertas del gran salón.

Las puertas son abiertas por los guardias, dejando ver lo que había dentro. No puede evitar sentir como el aire en sus pulmones se atasca un poco, había muchas personas en el gran salón esperándolo, pero la que destacaba más, era aquel que estaba parado en el altar; su sobrino, su esposo: Jacaerys Velaryon.

Hacerlo bien.Where stories live. Discover now