Extra 1.

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La llegada de su hijo, Jacerys Targaryen fue una de las más dolorosas, pero felices para Aegon Targaryen. Si bien le habían querido dar leche de amapolas para el dolor, pero se negó a tomarlo por el simple hecho de que todavía no confiaba en nadie que no sea su familia: fue una experiencia dolorosa, pero estaba agradecido de no haberse perdido de esto, porque solo con ese dolor y las horas de haber estado pujando, pudo conocer a su pequeño hijo.

El niño había nacido con cabello negro como el de Jacaerys, pero con ojos indigos como los suyos y no pudo evitar enamorarse de eso. 

<Realmente la semilla es ‘fuerte’, pero al menos tiene mis ojos.>

Él había pensado con orgullo en ese momento, luego le había entregado a Jacaerys el niño y este lloro como un bebé al ver a su hijo, pero también sonrió y se lo entrego a Aegon con suavidad.

-Bienvenido al mundo, Ñuha dōna taoba (mi dulce niño).- es lo que Jacaerys dice en forma de susurro y toca la mejilla de su hijo con suavidad.

Desde ese día, la pareja tuvo que ver el crecimiento de su niño en un abrir y cerrar de ojos. En menos de un parpadeo habían pasado cuatro años y su pequeño Jacerys había crecido para ser un buen niño. Tal parecía que el pequeño Jacerys tenía la personalidad de su padre en vez de su papá, cosa que de alguna manera había puesto algo irritado a Aegon; porque fue el quién llevo a ese niño en sus entrañas por nueve meses y tuvo que sufrir un gran dolor al darlo a luz, que se merece que su bebé tenga su personalidad (aunque en secreto no lo hace).

De igual manera, su hijo es un genio. Los maestros les habían dicho que Jacerys aprende a un ritmo rápido el alto valyrio junto con las clases que se le daba, el niño los aprendía todos y se disponía a leer más por su cuenta cuando podía. Aegon junto con Jacaerys estaban orgullosos de que su niño sea inteligente, pero a veces se preocupaban de que se esforzará mucho, ya que solo tiene cuatro años y no debería esforzarse tanto para sobresalir. Así que un día hablaron con él.

-Jacerys, cariño, Ñuha dōna taoba. Tus maestros nos han estado hablando de los orgullosos que están de que seas tan aplicado, pero, ¿No crees que te estás esforzando demasiado?.- Aegon le pregunto a su pequeño mientras se sentaba a su lado con su barriga redonda por el segundo embarazó.

-¿Hm? Pero estoy bien, Kepa (papá). No me estoy esforzando demasiado.-

-¿Estás seguro, Jacerys? Sabes que papá y yo estamos más que bien de que no te esfuerces y que disfrutes tu tiempo, puedes entrenar con tu tío Aemond o con tu abuelo Harwin.- esta vez fue Jacaerys el que hablo y trataba de averiguar si su hijo estaba presionándose demasiado. 

El pequeño Jacerys miraba a sus padres con una mirada confundida por su actuar tan raro. No estaba tan seguro de que es lo que pasaba con ellos, pero solo pudo sonreír suavemente antes de hablar.

-Estoy seguro, padre. Me gusta estudiar, es algo realmente emocionante para mí, así que no tienen que preocuparse por nada. Además, tengo tiempo para jugar con el tío Aemond y el abuelo Harwin.- al ver la sonrisa de su hijo y el hecho de que estaba bien, solo pudieron mirarse y sonríe suavemente a su pequeño con cariño.

-Está bien, Ñuha dōna taoba. Solo recuerda no esforzarte, ¿Entendido?.- el pequeño niño de cuatro años había hecho un sonido de entendimiento.

-Entendido, Kepa.-

Luego de esa charla ya no era tan preocupante para la familia de Jacerys que lea o aprenda más de lo normal. Todo parecía normal con los años que pasaban, al menos eso fue hasta que paso lo impensado.

Por lo visto Jacerys Targaryen si había heredado algo de Aegon y eso fue su estupidez.

La estupidez y el desastre en persona.

Jacerys de diez años, había reclamado a Caníbal, el dragón más peligroso de la familia Targaryen. El niño no había tenido un dragón que eclosione cómo su hermano menor y por lo visto decidido el mismo reclamar uno, pero nunca pensaron que iba a reclamar a ese. 

Cuando Jacerys llego con caníbal, Aegon había hecho un escándalo, temiendo por la seguridad de su hijo mayor. Solo se calmó cuando tuvo a Jacerys en sus brazos y reviso que estuviera sano, por otra parte, Jacaerys estaba sorprendido por la hazaña de su hijo mayor. Él nunca pensó que Jacerys iría a reclamar a un dragón y muchos menos a Caníbal, pero no se tenía que haber sorprendido, porque algo de Aegon tuvo que tener.

A pesar de que ambos padres estaban sorprendidos y también regañando a su hijo mayor, el pequeño Aenar Targaryen de tan solo cinco años admiraba el dragón de su hermano mayor.

-¿Puedo montarlo?.- pregunto el pequeño con adoración.

-¡No! No puedes.- tanto Jacerys cómo Aegon y Jacaerys habían dicho rápidamente, haciendo que un puchero apareciera en las expresiones del pequeño de tan solo cinco años.

-Pero, quiero montarlo.- 

-Sí, pero no lo harás ahora. Eres pequeño y puedes caerte o algo peor, así que no montaras a...- Aegon miro a su hijo mayor en busca de un nombre para el gran dragón, no quería decirle caníbal, al menos no ahora que su hijo debe de haberle puesto un nombre.

-Syfire. Se llama Syfire, kepa.- había dicho con cariño y en ayuda a su papá.

-No montarás a Syfire, al menos hasta que seas mayor y puedas montar a tu propio dragón.-

-Pero no podré montar a Vharys hasta que sea más grande.- dice Aenar con un puchero molesto.

Aenar había sacado la personalidad de Aegon y fue un punto a su favor, al igual que había sacado sus características; cabello blanco y ojos indigos. Pero lo que más destacaba era el hecho de que era un Aegon en miniatura y eso todos los sabían. Por eso cuando ocurren estás situaciones, Jacaerys es el que habla con su hijo menor, ya que si Aegon habla... Bueno, algo bueno no puede salir de eso.

-Te aseguro cariño que antes de que te des cuando habrás crecido y Vharys contigo.- dice Jacaerys con todo el cariño y lentitud en sus palabras que solo su familia sacaba de él.

-¿Lo prometes, padre?-

-Lo prometo, Ñuha taoba(mi niño).-

Y como era de esperar al pasar los años, Aenar había montado a Vharys; el hijo de Vhagar con tan solo dos y diez años. Ocasionando otro escándalo por parte de Aegon y un suspiro por parte de Jacaerys, después de todo ya se había acostumbrado a tales situaciones.

Hacerlo bien.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt