Capítulo 18.

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Jacaerys Velaryon.

Cuando se despierta, lo primero que ve es a su tío recostado a su lado con solo una sábana cubriendo su estómago, dejando expuesto su pecho lleno de mordidas que él había dejado en los momentos del sexo. Estira su mano para tocar suavemente las marcas de mordida y sonreír por su creación, besa suavemente la frente de su amante para comenzar a levantarse de la cama.

Cuando se levanta siente dolor en su espalda y sabe que es por las heridas de rasguños que su tío le dejo mientras tenían sexo. Con un suspiro de cansancio se pone la ropa para salir a entrenar, mira a Aegon por última vez y sonríe para luego salir de sus aposentos.

En el camino hacia el campo de entrenamiento se encuentra con unas sirvientas destinadas a cuidar de su tío luego de que el matrimonio se haya consumado en todas las palabras posibles.

-Príncipe.- ellas hacen un saludo cuando lo ven y él asiente con la cabeza en reconocimiento.

-El príncipe Aegon se despertará pronto, necesito que lleven una pomada para sus dolores.-

-Como diga, su alteza.- ellas se retiran luego de eso y él camina hacia su destino.

Cuando llega al campo de entrenamiento se encuentra con Ser Harwin Strong, el caballero jurado de su madre; su padre. Ser Harwin lo mira y sonríe con cariño cuando lo ve y él no puede evitar hacer lo mismo. Se acerca a su padre mientras agarra una espada.

-Ser Harwin.- saluda con una sonrisa.

-Mi príncipe. Felicidades por su boda, espero que los dioses le den una feliz vida con su compañero.- y sabe que su padre lo dice en serio, después de todo, él sabe que ama a su esposo desde que tenía diez años y siempre lo apoyo.

-Yo también lo espero, Ser. ¿Le importaría un pequeño enfrentamiento, Ser Harwin?.-

-Nada sería más honorable que blandir espadas con usted, mi príncipe.- cuando dice eso, saca su espada y se enfrentan.

Estuvo entrenando con su padre hasta que unas sirvientas del castillo le hicieron saber que Aegon lo estaba buscando. Agradecido por el aviso y se despidió de su padre, no sin antes darle las gracias por el entrenamiento. Cuando camina de nuevo a sus aposentos, se encuentra con su tío vestido con las más hermosas prendas Velaryon, hace que su pene de un brinco por la emoción. Por el hecho de que su tío está usando prendas que le pertenecían y que les hacían ver a todos qué es suyo.

Con todo eso junto, su lengua no pudo quedarse callada.

-Te vez hermoso, valzȳrys.- es lo que suelta y su esposo lo mira sonrojado por el cumplido.

-Deja de adularme, tonto, te dije que podría volverme arrogante por mi apariencia.-

-Y te dije que siempre te voy a adular sin importar que tan arrogante te vuelvas con tu apariencia. Es más, ahora mismo tengo muchas ganas de llevarte a la cama nuevamente, Aegon.- tarda un poco en darse cuenta en lo que acaba de soltar al último, pero en su defensa el ver nuevamente a Aegon luego de esas grandes secciones de sexo, las cuales no habían abandonado su cabeza, lo hacían desear tener de nuevo ese momento. Su tío lo mira unos minutos sorprendido por lo que él acaba de decir, pero luego sonríe de forma seductora.

-¿Es así? ¿Me veo tan bien como para que quisieras llevarme a la cama de nuevo, Jace? ¿Cómo para qué me llenes con tu semilla de nuevo?.- pregunta con aquel tono seductor, para luego acercarse a él y llevar sus brazos a su cuello, haciendo que sus cuerpos estuvieran pegados unos a otros. Algo dentro de él quema más fuerte que antes y está bastante seguro de que su pene ahora sí estaba duro y alegre por atención.

Lleva sus manos hacia la cadera de su esposo y las aprieta ligeramente, luego baja hasta el trasero para apretar aquellas dos esferas carnosas, que le hacen tragar un gemido al sentir los esponjosos que son. Pero no puede evitar el gruñido que sale de su garganta.-Demasiado. Espero que no tengas nada que hacer, porque no podrás sentir tus piernas luego de esto.- un gemido sale de Aegon cuando él dice eso y es recompensado con un beso lujurioso.

-Espero que lo hagas, deseo que lo hagas, valzȳrys.- es todo lo que dice para llevar una de sus piernas hacia su cadera como pidiendo que lo levanté, y él hace eso. Agarra la cintura y una de las piernas de su tío para levantarlo, haciendo que esas deliciosas piernas rodearan su cintura.

Siente la erección de Aegon en su estómago y los gemidos que suelta en el beso apasionado que le está dando, haciendo que su interior queme y no pueda controlarse por más tiempo.

<Dioses, voy a dejarlo sin poder moverse por estar provocándome.>

-Tú lo pediste, recuérdalo, Aegon.-

-Sí, lo recordaré. Ahora fóllame de nuevo, Jace.- y él hace lo que Aegon le está pidiendo.

Termina follando con su tío hasta la tarde, tiene recesos solo para comer cuando las sirvientas le traen la comida con sus rostros sonrojados y evitando su mirada. No le molesta mucho el hecho de que escuchen a Aegon gemir, pero por si acaso hace que grite su nombre, para todos escuchen que es de él y solo él puede darle ese placer.

Luego de la décima ronda, su esposo y él se encuentran agotados. Aegon gime cuando lleva su mano hacia su vientre, algo abultado por toda su venida y semilla. Parecía como si estuviera ya embarazada con sus bebés y algo dentro de él se llenó de orgullo por ello, pero también lo calienta de forma que solo un dragón puede ser calentado.

-Maldito Jace, no puedo sentir las piernas.- es lo que dice en un intento de queja.

Con una sonrisa, besa el rostro de su tio y este gime un poco cuando trata de moverse, haciendo que una sonrisa burlona se instalará en su rostro.- Te dije que no podrías sentir tus piernas.-

-Tampoco pensé que serías una bestia folladora y que me tendrías aquí por diez rondas.- se vuelve a quejar mientras trata de ponerse más cómodo, pero falla completamente al no poder moverse bien.

-Bueno, que puedo decir. Seguías diciendo que te dé más y te lo di.-

-Sí, sí, sí. Ahora déjame descansar dragón hormonal.- sonríe ante lo dicho de Aegon, porque realmente era un adolescente en crecimiento y tenía algunos impulsos. Lo tiene más ahora que tiene a su pareja y por el simple hecho de que es la persona que más ama, y la que más quiere tocar en todo Westeros.

-Lo que diga, mi príncipe.- es lo último que dice para acostarse al lado de Aegon con una sonrisa y poco a poco caer dormido junto con él.

Cuando se despiertan al otro día, las cosas en el castillo están algo... Tensas por así decirlo. Los caballeros hacen todo lo posible por no ver cómo Aegon trata de caminar y la reina hace lo posible por mirar a su hijo con desagrado en toda la hora de comer. Pero si todo está tenso es por los murmullos que todos en el maldito castillo hablan a susurros.

‘La puta del príncipe heredero algún día.’

‘Solo abriendo las piernas para soltar más herederos es para lo que sirve esa perra.’

‘Utero real para engendrar, es lo único para lo que servirá.’

‘Hijos bastardos del bastardo.’

Escucha todo eso y su paciencia comienza a llegar a un límite, pero antes de que pueda hacer algo, es el rey el que lo hace. El rey implementó que cualquiera que hable mal de su hijo tendrá su lengua y cabeza en sus manos. Eso había dejado a todos en un gran silencio y ninguna persona se atrevía a decir nada frente a nadie de la familia real, lo decían a escondidas como los cobardes que son.

Por lo visto a Aegon no le importaba nada de eso, él solo decía que solo le importaba lo que sus hermanos y él pensaban. Nadie más.

Realmente no estaba satisfecho solo con eso, así que promete que hará todo en sus manos para defender su honor y el de sus hijos. Que cuando suba al trono matará a cualquiera que lo llame de otra manera desagradable y que hará lo mismo por sus hijos. Todo lo que dice vale una suave sonrisa de Aegon y eso lo hace llenar con más determinación.

Él cumplirá con su palabra, cualquiera que hable más de su esposo tendrá un viaje asegurado a la boca de Vermax. Al igual que con los hijos que tengan, una palabra lleno de hostilidad o desagradó sentirá su ira con su espada y el fuego de su dragón.

Esa es una promesa que cumpliera sin importar nada.

Hacerlo bien.Where stories live. Discover now