Capitulo 21.

4.6K 502 28
                                    


Aegon II Targaryen.

El grito junto con el vidrio rompiéndose hace que todos en el lugar se vuelva un caos. Mira hacia donde proviene el grito y nota que había personas de negro portando armas, pero lo que más destaca es que lo están mirando solo a él y su vientre.

Sabe lo que quieren hacer y le asusta que puedan llegar a cumplir lo que quieren. Lleva su mano a su vientre protegiéndolo y mira a su hermano, el cual está rígido como una tabla y mira a los intrusos como un animal que espera ser atacado. Y no decepcionan, porque cuando comienzan a acercarse para su cometido, los señores junto a los guardias sacan sus espadas para defenderse.

-¡Aemond, corre y pon a salvo a Aegon! ¡Sácalo de aquí ahora!.- la voz de Jacaerys se hace presente, lo mira brevemente y nota el miedo que su pareja le está dando. Una última mirada es todo lo que ambos se dan para que Aemond rápidamente lo levantara y comenzará a correr.

-¿Qué es lo que pasa?.- pregunta con miedo mientras se agarra con fuerza de su hermano y lleva una de sus manos a su vientre.

-El castillo es atacado.- en vez de ser su hermano el que conteste, es la voz de Lucerys la que lo hace. Una parte de él está contento de que su sobrino menor haya venido con ellos, porque Lucerys a pesar de que sabe manejar la espada, no ganaría contra personas con mayor experiencia.

-¿Por quiénes?.-

-No lo sé, pero tenemos que escondernos en este momento.- es Aemond el que contesta para bajarlo y así Lucerys se ponga a su lado para ayudarlo a sostenerse.- Tenemos que ir por nuestros dragones, Sunfyre te mantendrá más seguro mientras esto se acabe.- él solo asiente y comienzan a correr como pueden. Siente como sus piernas duelen, ya que no puede correr mucho con el enorme vientre, solo puede dar pasos rápidos, pero intenta correr porque las vidas de sus bebés están en peligro.

En el camino siente una gran preocupación cuando son interceptados por uno de los enemigos, pero Aemond rápidamente lo desarma y lo asesina con su propia espada. Suspira aliviado de que su hermano haya llevado una espada porque no está seguro de lo que sería de ellos. Ni bien llegaron al lugar, los habían emboscado y no había forma de que ninguno saliera vivo, Aemond era el único con espada, Lucerys no tenía una y parecía asustado por todo lo que estaba pasando, es por eso que su cuerpo se mueve y abraza a su sobrino para protegerlo.

-Todo estará bien, Luke. Prometo.- susurra mientras su sobrino esconde su cabeza debajo de su barbilla, pero en ningún momento sus ojos se despegan de las personas armadas. Están alertas ante cualquier ataque.

-Si alguien se atreve siquiera a dar un paso, les cortaré la garganta.- su hermano gruñe como un dragón haciendo que algunos de los enemigos parecieran vacilante.

-¿Y cómo hará eso, oh gran dragón? Está atrapado tratando de salvar a otras dos personas... Pero no hace falta pelear con nosotros, solo nos tiene que dar a la perra embarazada que tiene detrás.- dijo uno que se veía todo presumidos mientras sonriera. Lucerys se aprieta más contra él al escuchar las palabras del sujeto. En su interior le causaron un poco de gracia las palabras, porque fue tonto pensar que Aemond lo daría por voluntad propia.

Su hermano moriría defendiéndolo antes de vender a su sangre.

Justo antes de que algo más pasará, el rugido de su dragón se hizo presente y se posa al lado vacío suyo. Nota como los hombres se encuentran asustados, tanto que caen al suelo mirando aterrorizados a Sunfyre.

-¡Sunfyre! ¡Protegenos y protege a Aemond!.- es todo lo que necesita decir para que las alas de Sunfyre los cubra a las tres y para que el aliento de fuego quemara a los intrusos que hacían peligrar sus vidas. Un solo aliento de Sunfyre y los intrusos habían sido carbonizados hasta que no quedará nada.

Cuando Sunfyre se siente más tranquila, dejó de protegerlos con sus alas y los deja ver la escena delante de ellos. Todo en llamas, pero a ellos no les importaba, era algo que les pasaría al atacar a un príncipe y al esposo embarazado del futuro heredero.

Siente cuando la adrenalina de su cuerpo baja y ahora puede sentir lo agotado y adolorido que se encuentra luego de tanto correr en su estado. Siente que puede desmayarse por eso y tal vez es bueno que Lucerys aún lo sostenga con tanta fuerza, pero no lo hará, tiene que mantenerse fuerte hasta que estén seguros de que todo está bien.

No paso mucho para que oigan voces que se acercan, Sunfyre junto con Aemond se ponen a la defensiva por si son los enemigos y Lucerys se apega más a él para mantenerlo seguro. Aunque claramente protegerá a su sobrino de los enemigos con su cuerpo, porque es un niño dulce y que tiene que ser protegido. Para su suerte solo eran los guardias y con ellos venían Jacaerys junto con su Rhaenyra y señores de otras casas.

-¡Aegon! ¡¿Están bien todos?!.- pregunto su esposo mientras se acerca a ellos tan rápido como puedo y los abraza. Lucerys a su lado trato de escapar para que Jacaerys se concentrará en él, pero fue él quien no lo dejo ir.

-Sí, estamos bien, ¿Verdad?.- su sobrino y hermano asienten con la cabeza, parece que todos se tranquilizaron con esa confirmación y todo podría estar normal, pero es ahí cuando siente un líquido bajar por sus piernas que lo deja helado.

-¿Aegon?.- escucha a Jacaerys llamar, pero él no lo escucha, solo levanta un poco su vestido y mete su mano debajo. No le importaba que todos lo estuvieran mirando, él tenía que estar seguro de que no sea lo que él cree que es. Cuando saca su mano, está, sale con sangre y no puede evitar mirar a Jacaerys con miedo.-¡Llamen a un maestre ahora! Todo está bien, Aegon, todo está bien.-

Es lo único que escucha de Jacaerys y lo que pasa a continuación es como un borrón, de alguna manera su esposo lo había cargado y llevado a sus aposentos con rapidez, mientras que el otro lado de su familia buscaba un maestre. Él, en cambio, estaba sufriendo un gran dolor mientras se movía en la habitación, sentía como podía morir con eso.

-¡Uhg! Duele, duele.- jadea por los dolores intensos que le hacen llevar sus manos hacia su espalda mientras camina por la habitación sin sentido alguno. Piensa que respirar hondo haría que el dolor se vaya, pero no lo hace, ya que vuelven mucho más fuertes.- No es tiempo, todavía no. No lo es, Jacaerys.- gruñe y solloza de dolor cuando se da cuenta de que sus bebés todavía no deben de nacer y que si lo hacen tal vez mueran por lo pronto que es.

<Tal vez es un aborto espontáneo.>

Llora ante ese pensamiento y sus piernas quieren ceder por todo lo que estaba sintiendo, pero Jacaerys se encuentra a su lado y tratar de tranquilizarlo.

-Lo sé, lo sé, issa jorrāelagon. Pero te tengo ahora, no estás solo.- a pesar de que Jacaerys dice eso, pero nota como su Jace le tiembla las manos cuando lo sostiene y sabe que se hace el fuerte para él.

En otro día tal vez estaría sorprendido por lo fuerte que es, pero en este momento es lo que él necesita. Necesita que alguien sea el fuerte y lo sostenga cuando todo se rompa.

Hacerlo bien.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن