⏳︎| 13. Bronce

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Pasando lista, el que no comente pierde:


BAILEY  VANDERY 


El lado donde Clarence había dormido todavía mantenía su forma y su calor cuando desperté, por lo que supuse que no tenía mucho tiempo de haberse ido. Sin embargo el sentimiento de perdida estaba ahí, tal vez debí aceptar su propuesta, irme con él y encárganos de Julia, para luego resolver nuestras diferencias de alguna forma.

Pero todo lo que necesitaba para entender que era lo que pasaba se encontraba en esa mansión y no iba a irme hasta descubrirlo, no iba a tomar el camino fácil. No iba a irme hasta saber con qué arma podía destruir a Julia y poner a todos los que amaba a salvo.

Las decisiones que había tenido que tomar nunca habían sido las más fáciles, siempre puse a otros delante de mí, y no porque no me quisiera , sino porque son personas que juré cuidar y yo no iba faltar a esa palabra. Eran míos y yo de ellos.

Me sentía descansada y sonaría cliché, pero sabía que toda esa tranquilidad que sintió mi cuerpo era porque se encontraba entre sus brazos. Me levanté esa mañana con más energía, con más ganas de enfrentar al mundo, me duché y cambié como pude, incluso la hinchazón de la mano había bajado. Había decidido perder mi día haciendo lo que más amaba: pintar. Pero, esa idea fue interrumpida cuando la puerta se abrió y uno de los hombres del cuerpo de seguridad apareció diciendo que me esperaban abajo.

Me preparé para otro golpe, me mentalicé para lo que sea que Julia quisiera hacerme mientras bajaba escalón por escalón hasta el comedor de la mansión, solo que al llegar ahí todo lo que encontré fue desorden y una Julia nerviosa, como nunca la había visto en mi vida. Eavean discutía con ella, lo hacía de forma fuerte como si no le importara que todos escucharan. Siempre supe que su matrimonio no era más que un acuerdo de conveniencia, algo que mantenían por un beneficio en conjunto, o al menos eso pensaba; y parecía cierto, porque mi padre adoptivo le gritaba que había quebrado la mascara de perfección de nuestra no existente familia.

Julia estaba sentada en un sillón, su pie derecho se movía arriba y abajo con rapidez en un movimiento ansioso, parecía querer comerse las uñas y por esa razón las tenía presionadas debajo de sus piernas mientras miraba fijamente la pared delante de ella, haciendo caso omiso a todo lo que Eavean decía.

—¡Te dije que tuvieras cuidado! —siguió vociferando —. ¡Ya no es un niño tonto y enamorado, McCaney! ¡Es un hombre que duró siete años en la cárcel, un hombre que consiguió poder y va a explotarte todo en la cara si lo sigues subestimando!

Ella siguió estática por mucho tiempo y yo no me moví de la entrada de la estancia, ni siquiera cuando se levantó y recogió un sobre color negro que había en una mesa cercana a ella y sus pasos se dirigieron a mí. Recobró su compostura, cuadró sus hombros y se alzó para intimidarme, pero no me quedé presa en su mirada, no dejé que su postura me volviera a intimidar; mis ojos fueron detrás de ella, a la pantalla y a la mujer en la televisión que mostraba fotos de Julia saliendo con hombres diferentes, todos más jóvenes que ella, de diferentes hoteles. Ni siquiera sabía si las fotos eran recientes o seguidas, pero sabía el impacto que esas fotos iban a tener para la carrera política de Julia y para su idea de relegirse.

Y eso, eso lo había ocasionado Clarence Dominic.

Golpeó mi pecho con el sobre que cargaba en la mano y lo sostuvo contra mi cuerpo, su nariz ensanchada del enojo y las venas de su frente marcándose, aquella pose reveló algunas cosas que normalmente no podía ver, como las pequeñas arrugas a lo lado de sus ojos y como su piel poco a poco empezaba a mostrar la edad que portaba.

El rey de las mentiras I  | [Trono Envenenado I ] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora