⏳︎| Jaque Mate

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ESTE CUADERNO PERTENECE A CLARENCE DOMINIC



Si había algo que atesoraba incluso más que mi propia vida, era la vida de Bailey Vandery y lo que llevaba dentro de su vientre.

Yvie e Yvaine se merecían todo el sacrificio del mundo, estaban ahí, gestándose, bajo nuestra responsabilidad y actos, no eran culpables de nada; no tenían la culpa de nuestros errores, ni de nuestra vida,ni del pasado que nos perseguía o que tuviéramos enemigos detrás, quienes habían puesto un blanco sobre sus padres.

Ellas se merecían todo lo bonito, agradable y precioso que existiera sobre la tierra, la protección se convirtió en un gigante que salía de mi pecho a cada segundo y que me mantenía alerta incluso hasta de mi puta propia sombra.

Recuerdo todas las pesadillas que tuve, recuerdo como empecé a poner excusas cada que Bailey me pedía que me escabullera en la mansión Vandery y durmiera a su lado, tenía miedo de despertarla con mis gritos terroríficos, en todas mis pesadillas algo les pasaba a las tres y me levantaba muerto en vida, con el cuerpo sudado y sufriendo espasmo mientras lloraba gruesas lágrimas que me hacían sentir un maldito débil y miedoso de mierda.

Recuerda cada una de las putas pesadillas que me hicieron pasar de dormir y quedarme todas las noches con los ojos abiertos, mirando la panza de mi mujer que cada mes crecía y aseguraba que las cosas iban a complicarse.

No fue un buen embarazo, en el fondo, solo eramos dos críos asustados que habían intentado Jugar en la liga de los grandes y se dieron cuenta que no disponían de las armas suficientes. No era tan sencillo como luchar con nuestros padres, eran entidades criminales que iban a destrozarnos a pedazos y una asesina que había aniquilado a su propia hermana sin pestañar.

Julia era el monstruo que todo el mundo cree que vive debajo del mar, con la diferencia que caminaba entre los mortales y los hacía jugar en su tablero, bajo sus reglas y movimientos.

Cada noche los gritos me desgarraban la garganta y cada noche Madyson corría a mi puerta y tomaba mi rostro entre sus dos pequeñas manos y me rogaba que regresara a la realidad. Cada noche lloró conmigo como si fuese su dolor y cada noche me aseguró que no iba a abandonarme.

—Te está consumiendo —susurró una noche llorando con la misma intensidad con la que yo lo hacía —, te está consumiendo tanto miedo y lo odio. Lo odio tanto, Dominic. Consigamos nuevas identidades, busca a Bailey y perdámonos en el fin del mundo, podemos cuidar de las gemelas entre los tres. Aprenderé a pelear y disparar, aprenderé lo que sea si es lo que necesitas, pero te está consumiendo, nos está consumiendo y eso no está bien.

Pero no era tan fácil, no era tan fácil como buscar identificaciones falsas y volar a un pueblito y todo quedaría atrás. Fue lo que hicieron los padres de Bailey y ni aún siendo reyes, con un ejercito a su disposición, lograron salvarse.

—No es tan fácil, Mad, no lo es.

Y no lo era, una semana después de que Bailey cumpliera seis meses de embarazo fui emboscado por Julia. No importó todas las precauciones que intenté tomar, ni que anduviera alerta, esperó un estúpido día normal en Kindom, el director me llamó a su oficina y allí estaba ella, pidiéndome amablemente que la acompañara a su auto que teníamos algo que discutir.

Obviamente su charla no tuvo nada de amable, esperó a tenerme cerca de su auto para que me golpeara en la cabeza con un arma y mi cuerpo cayera medio inconsciente en brazos de uno de sus escoltas. Cuando regresé a la realidad, estaba atado con las manos por encima de mi cabeza y los pies con gruesas cadenas, desnudo. Grité, ya que lo que me había despertado, era el agua congelada que habían tirado sobre mi cuerpo.

El rey de las mentiras I  | [Trono Envenenado I ] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora