⏳︎| 22. Intervención

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Actualización doble, diga presente si ama a Clarence:

El que no comente en ambos capítulos huele a pescado.




BAILEY VANDERY

Su mano me detuvo antes de que pudiera salir por la puerta de la habitación de hotel en la que nos habíamos estado quedando las últimas cinco horas. Cerró la brecha que había logrado abrir y pegó mi cuerpo de un solo movimiento a la madera aplastándome con su gran y ancho cuerpo. Mi ritmo se aceleró, siempre afectada de su cercanía y de su olor que me envolvía fácilmente.

Sin embargo, él no estaba intentando excitarme o ser seductor, había cierto peligro en la tensión de su cuerpo y en la forma exigente en que estaba sosteniendo mi cuerpo, una de sus manos en mi cadera y la otra detrás de mi nuca. Fue brusco cuando tomó la parte baja de mi cabello encerrándolo entre sus largos dedos y me obligó a levantar el rostro hasta que sus ojos chocaron con los míos. Su mirada me tragó, me quedé alerta sin entender que había pasado o que estaba mal.

Nos habíamos despedido luego de tres rondas de sexo sin parar, había intentado llenar mi hambre de él pero no había sido posible. Me olvidé de la nota de Julia e intenté parecer lo más serena y concentrada en él, no queriendo alertarlo. Pero era seguro que algo había pasado y por eso me estaba deteniendo de esa forma como si estuviera a segundos de sacarme la verdad a puros besos bruscos y a nalgadas de ser necesario.

No era momento de pensar con la calentura pero la dureza de todo su cuerpo estaba volviendo a encenderme y sus ojos no hacían nada para apagar el fuego que había dentro de mi cuerpo.

—Deja de mirarme así —ordenó con voz contenida —, no voy a volver a follarte.

—¿Por qué no?

—Porque no me gusta que intenten engañarme —enfatizó molestó y su agarre entorno a mi cabello se apretó. Mi núcleo sufrió un espasmo y el miedo al mismo tiempo incrementó —, conozco tu cuerpo desde hace mucho tiempo, me atrevería a apostar que mejor que tú. ¿Y tienes la osadía de fingir un orgasmo delante de ms narices?

No era de fingir, tomaba lo que era mío por derecho sin preguntar. Pero estaba mentalmente agotada y desconectada a cierto punto, no quería que él creyera que no le estaba prestando la atención que se merecía. Intenté con toda mi voluntad que fuese lo más creíble posible, pero era Clarence Dominic. El hombre que la única mujer que había tocado era yo.

—Lo siento...

—Shh, cierra la puta boca —demandó, jaló de mi cabeza una vez más hasta que sus labios estuvieron a centímetros de los míos —. Recuérdamelo.

—¿El que?

Mi voz salió débil.

—Que me amas, quiero que lo repitas, como te enseñé.

—¿Por qué?

—¿Debe de haber una razón para querer escuchar que me amas? —cuestionó, atrapó mi labio mordiéndolo, a lo que me quejé levemente, luego lo calmó con su lengua, soltó mi cabello y pensé que iba a dejarme ir, pero todo lo que hizo fue estamparme con más fuerza a la puerta y llevar su mano a mi garganta apretando sin piedad no obstante sin contarme el suministro de aire —. ¿Es que acaso es una mentira que me amas? ¿Qué eres mía?

—Te amo —dije con firmeza y sin bajarle la mirada —. Je t'aime. Amo vocé. Dich lieben. Amo te. I love you. Grádh ort.

—Bien —asintió lentamente hasta que su agarre se apretó, cortándome el aire y sus ojos brillaron furiosos —. Me amas, yo te amo. Eres mía y yo soy tuyo. ¿Entonces por qué sigues ocultándome cosas? ¿No vas a decirme que está mal...? ¿No vas a mostrarme lo que recibiste? Es una amenaza de su parte, ¿no?

El rey de las mentiras I  | [Trono Envenenado I ] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora