⏳︎| 15. Xilografía

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Pasando lista, los extrañé:

Contenido adulto.




BAILEY VANDERY 


El peso aplastante de su mentira me hizo dar un paso atrás como si me hubiesen golpeado con fuerza.

No era cualquier mentira, era una que había hecho estragos tanto dentro como fuera de mí, me sostuve el vientre sintiendo como se repetía el dolor infernal que sentí el día que creí que Clarence me había engañado con Madyson, el sentimiento fue aplastante, tanto que había empujado a mi hija fuera cuando no era tiempo para que naciera. Me doblé y luché contra las lágrimas para que no se derramaran.

Tantas noches de insomnios, todas las veces que me juzgué, que me hablé mal, que destruí mi autoestima y confianza pensando que había alguien más, los: "¿que tiene ella que yo no?" "¿por qué la eligió?" "¿tendría que competir por su corazón?". Lo sabía, que no era una competencia, sabía que no debí permitir que tuviera el poder de sentirme así pero saber las cosas no te salva de que las sienta y de que te duelan e incluso se apoderen de tu vida por un momento.

Su hermana.

¿Por qué no me lo dijo? Y ese siempre fue su problema, querer salvarme de todos los demás mientras él era el causante de las heridas sangrantes de mi cuerpo.

Recogí todo mi valor y me erguí como pude, con una de las manos aún sosteniéndome debajo del vientre, la sensación envió un nudo a mi garganta. No los miré mientras intentaba recomponerme.

—Esta bien —dije —, entiendo, yo...

Me quedé sin voz, agarré la correa de Vikingo con más fuerza y me di la vuelta caminando apresurada. Una mano se encerró entorno a mi codo, me sacudí con fuerza, alejándome. Temblando.

—Ahora no, Dominic —pedí —, déjame ir.

—Bailey...

—¡Ahora no! —grité, dolida —. ¿Te arrepientes? ¿En algún momento te arrepentiste de mentirme?

Su respuesta no llegó. Me reí sin gracia, Clarence no era capaz de sentir tal emoción. Me di la vuelta y esa vez él no me detuvo.

Me auto seguía parqueado en la entrada de la mansión, subí a Vikingo al asiento del acompañante y luego subí, conduciendo con cuidado y acariciando la cabeza del perro que se había recortado sobre mi hombre como si pudiera sentir mi tristeza y fuese consciente de que necesitaba mimos en ese momento. No quería ir a la mansión y encerrarme a llorar, terminé orillándome a un lado de la carretera y soltando un suspiro tembloroso sin saber a donde ir. De pronto me sentí sola...Y odié el sentimiento. Lo odié tanto. No quería volver a sentirme así, no quería regresar a ese espacio que tanto dolió.

Saqué el teléfono y llamé al centro de rehabilitación en donde se encontraba Alce. Luego de que un representante tomara la llamada me hizo esperar unos minutos hasta que escuché la voz de mi amigo del otro lado.

—Bailey —susurró en emoción.

Sonreí abiertamente.

—Hola, Alce —murmuré con cariño —, ¿cómo estás? Lamento no haber llamado antes, yo...han estado pasando muchas cosas y quería darte el espacio que te mereces

El rey de las mentiras I  | [Trono Envenenado I ] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora