Capítulo III: Romper las reglas, no siempre trae tantos problemas

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—Ellos son Raúl, Amelia y Marco—dijo Valery señalando a los tres jóvenes de izquierda a derecha— Son los chicos de la facultad de filosofía de los que te hablé, chicos ella es Emily.

—Vaya, al fin conocemos a la famosa Emily, es un placer —el que se llamaba Raúl, un joven un poco desgarbado con rizos dorados y camisa del Che Guevara se acercó a ella con una sonrisa coqueta. Al darle la mano intentó besársela, de hecho, pudo hacerlo de no ser porque Emily se la retiró de un tirón.

—Wow, más despacio vaquero. La única condición por la que logré convencerla es porque le prometí que no habría intentos románticos esta noche —intervino Val.

—Vamos, solo fue un saludo inocente —replicó Raúl alborotándose más el cabello con la mano.

—Val me advirtió sobre ti, así que discúlpame si desconfió de los "saludos inocentes" —respondió Emily con una sonrisa.

—Me parece que no tendrás acción esta noche, Romeo —intervino Marco, haciendo un gesto con su mano—. Mucho gusto, por mí no tienes que preocuparte, soy todo menos un casanova —el joven tenía una calva bastante brillante, lentes oscuros muy pequeños para sus ojos y ropa de pana que parecía no haberse lavado desde hace algunas semanas. Emily sonrió devolviéndole el saludo.

—Tú está tranquila linda pelirroja, que entre nosotros te cuidamos —dijo Amelia, una chica con la mitad del cabello rapado y tatuajes en el cuello.

—Creo que de la que más te debes cuidar es de Mia, tiene un fetiche por las pelirrojas —se carcajeó Raúl al mismo tiempo que Amelia puso los ojos en blanco.

—A diferencia de ustedes, yo si entiendo cuando una chica quiere divertirse sola una noche. No temas linda, yo te guardo la espalda —Val le dio un codazo a su amiga mientras se dirigían al coche en el estacionamiento.

—En serio, no confíes en ninguno, sobre todo Mia, es la peor —murmuró, «¿Qué demonios hago aquí?» se preguntó Emily fingiendo una sonrisa—. Vamos, te vas a divertir —Val se colgó de su brazo arrastrándola.

Un coche solitario salió del campo universitario, eran aproximadamente las once de la noche y la luna llena se encontraba en su máximo apogeo. No había ni un alma en las áreas comunes, ni las hojas de otoño hacían ruido, solo se podía escuchar el ronroneo del vehículo perturbando la paz de la oscuridad.

Atravesaron el distrito universitario de Montana en poco tiempo, Val le mencionó a Emily algunos sitios clandestinos en esa zona que frecuentaban bastante, pero que esta noche querían algo diferente y para eso, tendrían que dirigirse al centro del pueblo de Missoula.

El centro estaba igual e incluso un poco más solitario que el distrito universitario, Emily no tenía un buen presentimiento, sin embargo, no se dejó intimidar por su ansiedad. El toque de queda había sido establecido hace más de cincuenta años, ninguno de los jóvenes que la acompañaban existían siquiera cuando los dioses decidieron revelarse.

Bueno, en realidad cuando Zeus decidió rebelarse, era el único dios que cualquier mortal había conocido hasta el momento, no obstante, solo él era suficiente para que las masas enloquecieran. Al principio ocurrió el quiebre de toda religión conocida, el caos se apoderó de los feligreses y una guerra de creencias que duró casi por cinco años consumió a las grandes ciudades.

Luego, cuando el mundo comenzaba a resurgir y encontrar el punto medio entre sus habitantes, el caprichoso dios apareció nuevamente. Para él, las alabanzas y adoraciones de la gente no eran suficiente, quizás con un castigo o penitencia, los mortales modernos aprenderían a valorar correctamente la presencia de los dioses. Y así lo hizo, bestias mitológicas empezaron a aparecer por las noches. Los gobiernos decidieron tomar medidas, pero... ¿Qué medidas tomabas contra los designios de un dios? ¿Cuándo muchas de las bestias eran casi invencibles? y ¿Cuándo algunas otras infectaban a los habitantes creando plagas que arrasaban con todo a su paso? Lo único que se les ocurrió en ese momento, fue el toque de queda, eso y alabar con más fuerza a sus nuevas deidades.

El castigo de Afrodita [En pausa]Where stories live. Discover now