Sábado 23 de Febrero de 2002, Liétor

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El viaje casi ha terminado, pero no del todo. Hay una reunión pendiente, y para esa reunión, algunas personas tienen que mandar un mensaje a la Asamblea. Lluvia es una de ellas.


Con un mohín, Lluvia se sentó frente a la cámara de su madre y movió ligeramente las piernas.

—¿Esto cuándo y cómo comienza? —preguntó.

Sandra sonrió.

—Cuando quieras —dijo—. Solo... di lo que opinas. Puedo irme, si estás más cómoda.

—No... No, no me importa. Tú también lo harás, ¿verdad?

—Lo hice anoche.

—Oh, vale. Pues... sí, vale.

Lluvia respiró hondo. «¿Qué opinas de Kaiden?», era la pregunta que tenía que responder. Y no era poca cosa: su mensaje llegaría hasta la mismísima Asamblea, puesto que los trïah necesitaban saber más sobre aquel chico que había llegado a Santuario con unas circunstancias únicas.

—Dale —dijo—. Yo... haré lo que pueda.

—Por supuesto que sí. Cuando quieras.

Sandra apretó el botón de la cámara. La muchacha respiró hondo.

—Soy Lluvia, amiga de Kaiden —comenzó—. Creo que esa palabra, amiga, ya dice mucho sobre lo que opino de él. Al principio me dio mucha pena, y pensé que necesitaría a alguien para llevar mejor sus traumas.

La chica soltó el aire con lentitud, llevándose las manos al pecho. Hizo una breve pausa, y después continuó:

—Pero con el paso del tiempo he hecho un amigo de verdad. Se preocupa por las personas que quiere, daría su vida por su hermano. Y no se siente orgulloso de haber sido Templario, de hecho... eso le causa traumas. Le baja... No. Le destruye la autoestima, porque siente que no merece estar con nosotros, y sí lo hace. Puede no tener habilidades, puede que hubiera sido entrenado, pero él no es un asesino, y es un buen chico. Es alguien atormentado que necesita el cariño de las personas que le rodean.

Cuando se quedó callada, su madre, con una tierna sonrisa en la boca, apagó la cámara.

—Como el tuyo —comentó con suavidad.

Un poco azorada, Lluvia asintió con una sonrisa.

—Y el tuyo —dijo—. Puedo compartir el amor de mi mami con otros.

Riendo, Sandra fue hacia ella para abrazarla.

Lluvia de Marzo: El Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora