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Se quedó en silencio entendiendo todo lo que le acababan de revelar.
─Tú tuviste que ver en todo eso.
─No exactamente. Creo que ella solo te vio y pensó que estaría bien saber de ti. No me mal entiendas, eres genial a tu manera, pero creí que la lastimarías y todo el rollo.
Me pregunté por qué Soojin tenía muchas cajas y por qué no sabía decirme si iba a mudarse o no.
¿Por qué no se mudó lejos de su madre?
La razón de su cercanía.
Cómo se sentía al besarme.
Dónde estaba.
Había muchas preguntas en mi cabeza y parecía que jamás serían contestadas.
─Posiblemente está en el hospital. ─ Dijo por fin.
─¿A qué te refieres?
─El último día que la vimos, era su cumpleaños. Su padre falleció ese día, así que su madre bebe como desquiciada y termina inconsciente. Quizá tuvo algún problema o Soojin terminó llevándola al hospital de nuevo. No lo sé, siempre es así, pero esta es la primera vez que desaparece por tanto tiempo.
No me dió oportunidad de decir nada más. Me llevó a su bicicleta y me llevó a casa.
─Cuidado al entrar, si te caes o te fracturas algo y ella se entera va a matarme. Eso y luego va a felicitarte por ser libre.
─¿Libre?
─Sabes a lo que me refiero.
Minnie era una excelente amiga. Casi deseé haberla conocido antes.
Entonces subí con cuidado a mi habitación. Di un último vistazo a la calle principal y la miré subiendo a su bicicleta y despidiéndose a la distancia.
Y de nuevo. Soojin apareció.
Entré por mi ventana con cuidado de no hacer ruido, con suerte podría dormir unas tres horas antes de tener que levantarme. Pero apenas puse un pie dentro, sentí que me metían con fuerza de un tirón. "Ya fui, mi abuelo va a matarme" Dije en mi cabeza.
─Abre los ojos, tonta. ─ Y no tuve que abrirlos para arrojarme a abrazarla. ─Cielos, yo venía a raptar a una linda chica y cuál fue mi sorpresa al ver que ya me la habían ganado.
Estaba feliz de verla. Pero mi felicidad se esfumó al oler su chamarra por la cercanía. Apreté su cuerpo y la sentía un poco más delgada. ¿Qué estaba pasando?
Me separé para mirarla con atención. Ella se veía tan sonriente y a la vez tan triste. Sus ojos tenían grandes bolsas debajo y había olvidado el maquillaje. Lucía bonita a su loca manera. Con el pelo enmarañado y sus ojos sumidos en sentimientos que no sabía reconocer.
─Feliz cumpleaños. ─ Dije de la nada. Ella también se sorprendió por mis palabras, pero me abrazó con fuerza soltando un "Gracias"
Tenía tanto que preguntar, tanto que hablar, pero sabía que jamás me diría nada.
La llevé conmigo a la cama, era tan espaciosa que podríamos dormir como una pareja peleada y separarnos casi por un metro. Pero me habría dado igual si fuera su cama. Solo la abracé.
─Duerme.
Mi naturaleza no era la de ella. Yo no podía llegar y ayudar a todo el mundo. Desquiciarles hasta sacarles una sonrisa. Se veía tan cansada, pero me abrazó aún cuando parecía que no tenía fuerzas para hacerlo.
─Te extrañé. ─ Dijo en un susurro.
─También te extrañe.
─¿A dónde fuiste?
Me hice nudos la cabeza intentando descifrar si era buena idea decirle o no.
─Al parque con Minnie.
No era una mentira del todo, pero sentía que le estaba ocultando lo más importante.
─Sé que fueron a buscarme. Lo sé porque no podrías hacer que Minnie salga fuera de su cama a menos que sea importante. ─ Ella era demasiado inteligente para mí. Eso o solo era muy astuta.
─¿A dónde fuiste?─ Le pregunté de regreso.
─Al hospital.
Y eso fue todo lo que logré saber.
─¿Qué somos?
Llevaba preguntándome eso desde el momento en que nos besamos, pero seguía sin saberlo.
─¿En este momento? Nada realmente. ─ Y dolió escucharlo. ─ Podríamos ser todo lo que tú quieras. Podría ser tu mejor amiga, una simple desconocida o la persona que te acosa a diario. También podría ser tu novia, la chica a la que besas ocasionalmente o solo alguien que tiene tu cariño. Realmente no me importa.
Jugué con su cabello. No sabía qué quería que fuéramos. Era más sencillo si ella lo decidía.
Creo que por eso me sentía cómoda al no saber que éramos. Pero me daba igual darnos una etiqueta. Éramos dos chicas pérdidas a nuestra propia manera.
─Creo que te amo. ─ Dijo después.
Y no me sentí sorprendida. Porque ella le había dado nombre a la seríe de ideas y emociones que me inundaban desde que nos conocimos.
El amor es un sentimiento violento. Ni siquiera estaba segura de que lo estábamos viviendo a pesar de lo mucho que detestaba apartarme de ella. No sabía que ese era el nombre que se le daba, pero en vez de asustarme lo dejé ser.
─Puede que esté confundida o solo sea un juego para ambas. Quizá solo estoy muy podrida por dentro y estoy buscando en ti algún consuelo. Pero justo ahora te he visto y me estás abrazando y es el día más feliz de mi vida. Eres mi lugar seguro. Y da miedo.
Sus hombros temblaban y hundió su rostro en mi cuello. No sabía cómo sentirme. Más bien, cómo expresarme. Estaba tan llena de ella, feliz y a la vez preocupada.
Solo dije lo primero que pensé. Y ella sonrió cuando escuchó mis palabras. Y entendí a lo que se refería.
─También eres mi lugar seguro.
se veía cansada y no eran imaginaciones mías, porque no pasó mucho tiempo para que se quedara dormida en mis brazos.
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