O53 ─ karma is the guy on the screen, coming straight home to me

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Mora

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Mora.

El alcohol y yo no somos una buena combinación, lo sabe todo el mundo, ni siquiera debes de conocerme a profundidad para saber qué, aunque adoré beber, siempre termino haciendo papelones.

Por supuesto hoy no fue una excepción a la regla.

Mi primo Lucas celebró su cumpleaños número veintisiete y claro que fuimos invitados al quincho donde se llevaría a cabo el festejo. Es verano, la pileta, cartas, pizza y un buen fernet es de esos placeres en la vida que solo puedes darte en estos meses de año.

Y estaba de más decir qué me encantaba embriagarme.

Solo en momentos cómo este amo ser el centro de atención, estando cuerda no dejaría ni muerta qué todos estén mirándome fijamente mientras hago el ridículo, y créanme, estando sobria también tiendo a hacer papelones.

No tanto como cuando inquiero alcohol y me pongo a hablar de idioteces.

Estoy divagando un poco, ¿ustedes que dicen? según yo, es por culpa de las birras, o cerveza, como sea que lo llaman en sus países.

─ ¿Sabes qué es lo qué más me molesta, tía? ─golpee suavemente la mesa con mi mano, vi de soslayo a una prima lejana murmurar cosas de mi con su madre─ Él sabía que yo lo amaba y se aprovecho de eso. ¡Lo detesto! Uso una vulnerabilidad mía para volverse incluso más conocido de lo qué ya era.

Mi prima Brenda es fan de Rusherking, ¿me sorprende que me esté enviando dagas con la mirada? Nop, claro que no, es una más del montón que se comió el cuentito de que "yo deje a Rusher para ir a colgarme de Spreen" incluso habiendo pruebas concretas de que mi papel en esa relación era ser la cornuda consciente.

Esa era yo, ¡y no me avergüenza decirlo! a otros les debería dar vergüenza haber lastimado a una mina con buenos sentimientos.

─ La gente se aprovecha de la bondad ajena, sobri. ─suspira mi tía con decepción, haciéndole un gesto con las manos a la mamá de Brenda. Ambas desviaron la mirada rápidamente─ No importa si lo tratas bien o si lo ayudas en sus peores momentos, cuándo se le canta te va apuñalar por la espalda.

Asentí muchas veces.

─ ¡Es lo qué hizo! Una y otra, y otra veeeeeez. Encima me daba pena cuándo le agarraba ataques de ansiedad por algo que el mismo generaba. ¡Dios! Le ponía mal que la gente despotrique en su contra pero bien que después los fines de semana iba a dar de que hablar por ahí. ─lloriquee frustrada─ ¡Y lo peor de todo es qué nunca le pude dejar, tía! ¡Me gorreo un montón de veces y yo siempre le perdoné creyendo que iba cambiar! ¿Cómo pude ser tan estúpida?

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 ▸ spreendmcWhere stories live. Discover now