Capítulo 2

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Las siguientes horas fueron de incertidumbres para todos, nadie sabía dónde estaba Ben, el necrofriggian se había encargado de romper cualquier rastro, desapareciendo en las sombras. No podían rastrearlo mediante la insignia de plomero, no aparecía por ningún lado, como si no existiese.

—Debe estar en su forma intangible —comento Kevin mientras caminaba de un lado a otro en la desordenada habitación de Ben.

Las horas pasaban y Ben no daba señales de vida. Kevin tenía la mano en su barbilla, pensando en donde podía estar el necrofriggian, Gwen estaba sentada frente a la computadora de Ben, usando todos sus recursos para poder rastrearlos. Los padres se mantenían alejados, preocupados en la otra sala, esperando señales de su hijo.

—¿Ya encontraste algo? —pregunto el osmosiano por milésima vez, acercándose al escritorio, mirando la pantalla dela computadora. Gwen dejó escapar un suspiro y negó lentamente. No habían dormido nada, ya pasaba la media noche; era de madrugada y ellos seguían sin encontrar a Ben, era obvio que estaban cansados, había sido un día agotador.

Pasaron un par de horas más, hasta que finalmente dieron con Ben. Gwen se levantó exaltada de la silla cuando vio un punto rojo en las coordenadas de la insignia de los plomeros anunciando la ubicación de Ben. Kevin miró con algo de alivio el punto rojo, todo rastro de sueño se había ido, ahora solo quería ir hacia donde Ben estaba y averiguar si estaba bien.

Sin perder más tiempo se levantó de la cama y tomo su insignia de plomeros.

—Iré a buscarlo —dijo con determinación y rudeza, salió de la habitación, caminando con rapidez hacia su auto. Los padres de Ben no se encontraban por ningún lado, probablemente se hayan ido a descansar. Podía sentir a Gwen pisándole los talones, se giró para verla.

—Iré contigo —Gwen respondió la pregunta no hecha por el osmosiano.

—No, puede ser muy peligroso. No sabemos cuál es el comportamiento de Frío en este momento, además, fui yo quien logró calmarlo en la fábrica, me gane su confianza, Frío se siente cómodo conmigo, no debemos arruinar eso —expreso sin una pizca de burla, hablaba en serio y por su rostro fruncido, Gwen supo que no debería darle pelea. Sin más, asintió y se quedó en su lugar —Tú quédate aquí y avísale a tus tíos que encontramos a Ben, te mantendré informada.

No espero respuesta por parte de la pelirroja y rápido, se subió a su auto poniéndolo en marcha a todo velocidad. Miraba de reojo las coordenadas, para no perder de vista la ubicación de Ben, poco a poco se alejaba de la ciudad, quedando en la nada. El amanecer ya estaba saliendo cuando Kevin llego al lugar donde esperaba Ben se encontrara. Bajo del auto, mirando todo a su alrededor, no había absolutamente nada, más que tierra y un par de montañas. Sin embargo, era imposible ignorar el enorme hueco en el medio de la nada. Kevin se acercó con cautela, atento a cualquier movimiento o sonido extraño. Al llegar, se detuvo y miro hacia abajo, en el interior del gran hueco, como si alguien hubiera hecho una excavación y la hubiera dejado a medias, había metal, mucho metal se encontraba esparcidos por todos lados.

En una de las pilas de metal, Frío se encontraban acurrucado. Desde donde estaba, Kevin podía verlo masticar algo. Frío no había notado su presencia aún, estaba concentrando comiendo metal. Kevin aprovechó esa oportunidad para bajar, dejo que sus pies se deslizaran por la tierra, frenando un poco al llegar al final. El movimiento y sonido provocado por sus acciones, alerto a Frío, quien se dio la vuelta, listo para atacar, abriendo sus alas y alzándose con grandeza. Sin embargo, se detuvo cuando vio quien era la persona que sin permiso alguno entro en su lugar.

—Hola —Kevin le regalo una tímida sonrisa, alzando sus manos de nuevo como en la fundidora, para demostrarle que no venía a molestar. Frío bajo la guardia, colocándose en una postura más relajada.

El curioso caso de Benjamín Tennyson [Kevin & Ben]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora