Capítulo 6

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Si había algo que Ben amaba con su alma, debían ser las vacaciones de verano. Levantarse hasta el mediodía, dormirse tarde por las noches, no tener preocupaciones de sus tareas, no pensar en estudiar, ni ver sus libros y libretas. Eran los mejores meses, poder relajarse y estar en su cama todo el día haciendo maratón de los sumos golpeadores. Hacer nada prácticamente el pasatiempo favorito de Ben Tennyson.

No había día en que no sé paseara por su casa silbando de alegría sabiendo que no tenía que prepararse para ir a la escuela por los siguientes meses. Finalmente, después de que se adaptara a su nueva vida de embarazo, Ben podía tener un poco de tranquilidad; los vómitos poco a poco se iban, sin embargo, los antojos, bueno, eso sí que lo tenían atormentado. Pasaba la mayor parte del día rebuscando en la cocina algo que comer, su hambre era insaciable, parecía tener un pozo sin fondo en su estómago, pues a cada hora, estaba de vuelta en la cocina preparándose los platos menos inimaginables por la raza humana, pero que para él, eran una delicia.

Eso se había vuelto una rutina, ir a la cocina, buscar algo que comer, ir al sofá, tirarse en el y ver la televisión. Ahora que no era el gran Ben 10, tenía mucho tiempo libre, lo cual era bueno... pero a la vez peligroso. Ben no lo expresaba mucho, pero era un chico ansioso y en la soledad, a veces, solía tener pensamientos ansiosos que lo carcomían lentamente. Lo ocultaba muy bien y no se lo decía a nadie, no quería preocupar a sus amigos o a sus padres. Esos pensamientos siempre volvían cuando veía en la televisión que hablaban sobre él. Por supuesto que todos notaron su ausencia, los alienígenas seguían invadiendo la tierra, pero el gran Ben 10 no aparecía por ningún lado. Ahora, Kevin, Gwen, el abuelo Max y su grupo de reclutas se hacían cargo de todo, y los reporteros se dieron cuenta de eso y no tardaron en comenzar a hablar y hacer suposiciones y teorías sobre lo que paso con el gran Ben 10. Algunos ya hasta lo daban por muerto, eso hacía a Ben bufar. Justo como estaba haciendo ahora, mirando el noticiero donde de nuevo hablaban sobre él, en el fondo mostraban una batalla que había presenciado Kevin y Gwen hace un par de días. Dejo escapar un suspiro, se preguntaba si volvería a hacer eso después de que el bebé naciera.

Estaba con esos pensamientos cuando el timbre de su casa comenzó a sonar, desesperadamente alguien presionaba el botón del timbre, molestando a Ben. Estaba solo en casa, así que no le quedo de otra que levantarse de su cómodo lugar. Se llevó consigo el recipiente llevo de pepinillos y camino hacia la puerta. Al abrirla se encontró con un Kevin con rostro preocupado, incluso asustado. Eso alarmo un poco a Ben.

—¿Kevin? —lo llamo, dejando escapar su preocupación.

El osmosiano no espero a que Ben lo invitará a pasar y entro a su casa, empujándolo un poco. Ben lo siguió con la mirada hasta el sofá. En el proceso, se iba comiendo un pepinillo lleno de mostaza, pues el hambre no podía esperar. Sin embargo, supo que tuvo que hablar cuando Kevin no decía nada, en cambio, caminaba de un lado a otro con desespero.

—Kevin, ¿qué está pasando?

El osmosiano finalmente dejo de moverse y miro hacia Ben, estuvo en silencio por unos segundos antes de hablar, sin embargo, no le dijo a Ben lo que pasaba, en cambio...

—¿Eso es pepinillo con mostaza?

Ben bajo su mirada hacia el pepino que sostenía en su mano, se veía delicioso, así que le dio una mordida. Luego miro a Kevin y asintió.

—¿Quieres un poco? Está riquísimo —le tendió el pepinillo mordisqueado, mientras masticaba lo demás. Kevin negó levemente, haciendo una mueca al ver la mezcla tan peculiar que Ben juraba sabía bien. El castaño asintió de nuevo y dejo el recipiente de vidrio en la mesa de centro antes de concentrarse de nuevo en Kevin —Bien, ¿me dirás que está pasando?

El curioso caso de Benjamín Tennyson [Kevin & Ben]Where stories live. Discover now