Capítulo 4

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Adeleide

Me encuentro sentada en la silla de mi oficina tomando café con leche y viendo el paisaje que me ofrece New York.

Sinceramente me dolió ver cómo mi jefe habla de sus trabajadores, yo de jefa no sería así pero como bien lo dijo él es el jefe y nadie se le interpone a la máxima autoridad así que no puedo ponerme al tú por tú con él, en primer lugar porque me puede despedir con un chasquido de dedos y es el trabajo de mis sueños como para dejarlo ir de semejante manera y segundo porqué como lo dijo es el jefe y tengo que amoldarme a sus normas si quiero permanecer con mi puesto en el fondo me jode porque no estoy acostumbrada a estar al pie de la letra pero como peleo con el máximo jerarca de este imperio.

me dolió lo último que dijo pero en el fondo se que tiene razón hay más malos que buenos, suspiro y tomo un sorbo de mi café, necesito una distracción «Isabel» pienso ¡eso es!

Agarro mi celular y llamo el número de mi mejor amiga, el celular repica una...dos...y a la tercera contestan

—Holi—. dice Isabel somnolienta

—buenos días queridita el mundo y yo te saludamos—.

Se ríe —Buenas madrugadas querrás decir son las 9 am—.

—Pues te informo que llevo 1 hora laborando de madrugada—.

—¿A que imbecil se le ocurrió poner horarios de madrugada?—.

—Al imbecil de mi jefe— respondo

—Odio a ese bastardo—

—Odiamos a ese bastardo querrás decir— nos reímos y como al destino le gusta que me valla mal alguien carraspea a mi espalda ¡Maldita sea! Volteo lentamente y me encuentro con la persona a la que hace un momento estaba llamando imbecil y bastardo «Dios llévame por favor» tiene su mirada aniquilante sobre mí y debo admitir que me intimida un pocote

—Isa, en un momento te regreso la llamada ¿de acuerdo?— sin dejar que me responda cuelgo y me volteo completamente quedando frente a él ok intimida demasiado

—No conforme con salir de mi oficina sin mi consentimiento me llamas imbecil y bastardo

— da unos pasos quedando más cerca de mí
—No sabía que ya tenemos mucha confianza

como para terminar con el formalismo— trato de cambiar el tema pero no sirve de nada

—Fuiste tú quien termino con él primero llamándome con esos términos—

—Estoy segura de que le han dicho peores cosas— no sé qué carajos estoy diciendo pero como siempre no me quedo callada

—Y no te equívocas— se acerca mucho más —Adeleide— dice mi nombre que le sale de una forma tan sexy y con su acento italiano es estimulante seguro —creo que aún no te han quedado claro los puestos de cada uno—

se acerca y yo retrocedo estampándome contra el cristal de mi ventanal ¡Joder! Su fragancia, su cercanía, su cuerpo, todo él es estimulante puro, siento como mis bragas se empiezan a mojar, se acerca más y quedamos pegados, tocando el cuerpo del otro, estamos tan juntos siento la dureza de su miembro tocando mi vientre «¡Está excitado!» por inercia bajo la mirada y con una mano toma mi mentón y lo alza para que lo mire a los ojos y lo hago, no aparto la mirada, con su otra mano agarra mi cintura y no es un toque suave, es con fuerza

Perversa Obsesión Where stories live. Discover now