Capitulo 13

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Adeleide


Me muevo en la grande cama y medio abro los ojos encontrándome con un entorno oscuro y noto que no fue una pesadilla lo qué pasó anoche ya que si estoy en la habitación desconocida pero para mí sorpresa estoy cubierta con una cobija gruesa muy calientita no recuerdo haberme levantado para cubrirme del frío.
«¿Fue él?» elimino el pensamiento de inmediato después de lo pasado dudo mucho que se tome la molestia de cubrirme del frío.

Me duele la cabeza ¡horrible! Maldita resaca.

Me levanto de la cama y ¡Auch! El dolor de mi tobillo me obliga a caerme tendida por suerte en la misma de la que me levante.

Noto algo diferente en mi...la enorme playera color negro que tengo puesta. ¡Oh no! ¿Y si follamos? ¿Estaba tan borracha que no sentí? Naaah no creo sería demasiado el que no sienta nada  ¡Mierda! ¿Qué pasó?
Observo mi tobillo y ¡mierda! Está morado e inflamado.

Suspiro un suspiro largo y profundo.
No quiero volver a beber tanto.

Me levanto sin apoyar el pie y me voy hacia la puerta. Tengo que salir de aquí de inmediato.
Salir de aquí es el problema, afuera le pido a alguien que me lleve a mi departamento
Tomo el pomo de la puerta y lo giro pero mi intento se queda q medías cuando noto que tiene seguro.

Empujo y empujo la puerta como si fuera a ceder pero no pasa

Me acabo de despertar y ya tengo lágrimas deslizándose por mis mejillas

¡Esto es un secuestro!

Veo mi entorno y hay una puerta a la cual me dirijo. Abro y me encuentro con que es un baño. Tiene todo es como si fuera para visitas.
Me lavo el rostro y los dientes con el cepillo que yace en la caja.

Quiero tomar una ducha pero no tengo nada que ponerme más que el mini vestido que traigo puesto ahorita.

Me miro en el espejo y no me gusta mi reflejo, tengo los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, tengo medias lunas negras bajo los ojos llorosos, Suspiro y salgo del baño abriendo la puerta y saliendo de esta y me encuentro con una gran sorpresa ¡Mi jefe de pie con la mirada fija en mí! Me dan ganas de abalanzarme contra él y abofetearlo hasta cansarme y después salir de este maldito lugar pero como podría hacerlo con este tobillo morado en inflamado.

No me quita los ojos de encima y por mi parte observo la puerta con la esperanza de que ya no tenga llave y salir huyendo del monstruo que me mira.

—No lo intentes, cerré con llave— me dice como si leyera mis pensamientos.

No le respondo y me acuesto en la enorme cama ignorándolo como cosa rara

—¿No piensas comer?— dice con ese tono de voz tan frío que lo caracteriza

—Quiero irme a mi departamento— es lo único que digo

—Ahí está el desayuno por si quieres— señala una bandeja con lo que parece ser jugo de naranja, paz tostado, huevo, tocino, un plato con frutas, panqueques, unos recipientes pequeños donde supongo hay miel para los panqueques, otro vaso con no sé y por último unas ¡pastillas! Lo que necesito para el maldito dolor de cabeza

—No me estás escuchando, quiero ir a mi departamento— repito y él inhala como exasperado de escucharme
—¡Tú eres la que no me escucha! Te dije claramente que no te vas a ir hasta que te recuperes— dice evitando gritar me parece
—No estoy enferma— respondo conteniendo las lágrimas
—Estás lastimada que es peor— puedo escuchar su respiración molesta —Y mas vale que comas que no te voy a estar rogando—
Se acerca a mi y me quita la cobija de encima.
Me mira y no decifro esa mirada.
Se sienta en la cama
—¿Que pasó anoche?—. Pregunto con la esperanza de que no tuvimos nada de sexo
—¿Ahora no lo recuerdas?— pregunta y lo escucho molesto
—Solo hasta donde me gritaste y encerraste—.  Le digo igual molesta.
Agarra mi pie y está vez no forcejeo ya entendí que es inútil
—Nada—. Observa mi tobillo
—¿Nada?—. Cuestiono. —Amanezco cubierta con esta cobija—. Agarro la cobija   —Y con una playera puesta que no es mía—. También tocó la playera.  —¿Y dices que nada?—.
—Haberlo sabido antes— suelta mi tobillo y se levanta de la cama.  —Te hubiese dejado morir de frío—.
Con eso dicho me vuelvo un ovillo y cubro con la cobija que está a mi lado.
Quisiera resistir las lágrimas pero no puedo y este maldito dolor de cabeza lo empeora todo.
Lloro, mis lágrimas empapan la almohada que está bajo mi cabeza y suspiro. Trato de llorar en silencio pero me es un poco complicado.
Cierro los ojos y mis lágrimas no se detienen.

Perversa Obsesión Where stories live. Discover now