Capítulo 8

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Adeleide

Llegué 5 minutos temprano ¡lo logré! Hoy no me ganaré un regaño por impuntualidad
Me encuentro en mi oficina feliz y excitada, aún no se me quita y dudo que esta sensación se vaya pronto.

Mi celular timbra con una notificación

Mensaje de Valentino Visconti:

Le envío estos productos, redacté información y análisis de ellos y me los trae antes de las 11:00
Veo los productos y no son muchos, antes de escribir una respuesta me llega otro mensaje
Mensaje de Valentino Visconti:

Sea puntual.

Mensaje Adeleide Dubois:

Buenos días, antes de las 11:00 estarán listos.

Me apuro con lo que me pidió mi jefe.

Ya son las 10:50 y tengo listos los documentos así que me dirijo a la oficina Visconti. La recepcionista me saluda y hago lo mismo.
Toco la puerta que da a la oficina y espero el adelante que me asegura que entre.
Entro y el olor a su fragancia y nicotina se hacen presente en mi nariz, mi jefe se encuentra sentado en la cómoda silla de su escritorio con un cigarro en mano y me mira coqueto.

—Veo que al fin le quedó claro el término puntualidad— sonrío, creo que hoy está de buen humor.

Me adelanto hasta quedar frente al escritorio y su mirada recorre mi cuerpo «joder, yo tan caliente y este hombre que no ayuda».

—Aquí están los documentos señor Visconti— se los entrego y toca mi mano.

—Siéntese— ordena. Acató la orden y antes de que pueda decir algo su teléfono timbra y este atiende. Le hago señas para retirarme pero me lo niega así que me espero.

Termina la llamada y habla.

—Quiero que asista a una cena conmigo— ¿WTF?

—¿A una cena dice?— pregunto ¿oí bien?

—Si— no quita su mirada de mis ojos —De negocios claro está— «¿Qué esperabas?» cuestiona mi mente

—Si no de qué más sería— digo al ver la sonrisa se forma en su rostro «Muy gracioso».

—Es mañana a las 8:00 pm.— sigue con la sonrisa y Santos cielos si serio se ve bien sonriendo es la gloria «Es tan bello» —¿Cree que pueda asumir el riesgo?—.

—¿Riesgo de que?—.

—Llegar temprano— dice y me ofende un poco, o sea si he llegado tarde pero no es para tanto

—El que haya llegado tarde algunas veces no quiere decir que siempre sea así señor— digo un poco molesta

—Demuéstreme que es verdad lo que dice y le aseguro que dejare de mencionar la puntualidad—.

—Se lo estoy demostrando ahora— tuerce la boca y se me hace un gesto tan lindo que me olvidó de la molestia

—No es suficiente— alzo las cejas un poco

Perversa Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora