Khimaira [Fanfiction]

El encantado del Ëxodų [ChanHan- EXO]

     Chanyeol lo perseguía por el bosque oscuro y Luhan se escondía tras los árboles para no ser alcanzado en tanto su corazón bombeaba fuerte dentro de su pecho ante la excitación que le causaba el suspenso. No había ruido a excepción de unas cuantas hojas meciéndose por un perezoso viento que también le agitaba un poco los cabellos rubios de Luhan. Levantó su mirada y el cielo estaba de color gris, no era sorpresivo, en ese lugar el cielo siempre estaba opaco durante el día y con el paso de las horas solo oscurecía más y más... tanto como los ojos de Chanyeol, el alfo más alto.

     —¡Te encontré! —exclamó su compañero que pareció salir desde la misma nada haciéndolo saltar. Luhan sonrió antes de intentar huir, pero fue sujetado de su muñeca y recibió un tirón que lo hizo estrellarse contra el fuerte pecho de quien lo cazaba—. Eres mío —susurró.

     Luhan sintió la liviana caricia que resbaló en su mejilla y se deslizó por su cuello como una tibia gota de agua haciéndolo entrar en una especie de trance que secó su boca. Su compañero lo aprisionó contra él y lo besó en los labios. Cuando se separaron, Luhan se perdió en la mirada que le impedía moverse... unos ojos en los que no había atisbo de fin, un universo de ébano, un luto encantado.

     Chanyeol era feliz extraviando su alma en el túnel misterioso de la mirada de Luhan que tenía muy en el fondo el reflejo de un cielo brillante, de una energía blanca y luminosa.

     Sus pechos estaban desnudos y de sus caderas colgaba un tela que con el movimiento se tornaba de mil colores. Cuando entraban al corazón de los árboles para guarecerse, sus vestimentas se transformaban en corteza natural.

     El viento arreció con mayor ímpetu y algunas de las flores que adornaban las débiles astas en la cabeza de Luhan cayeron sobre el monte fertilizándolo, así supieron que al día siguiente ahí mismo existiría una flor. Chanyeol acarició con sumo cuidado uno de esos frágiles cuernos. Amaba a Luhan con toda su alma y tuvo incalculables consideraciones para que el joven soportara el peso de la vida en aquella tierra de miel. Pero sabía que era diferente a él mismo cuyos cuernos eran más gruesos y estables, tanto que había enfrentado y atravesado con ellos a unos cuantos enemigos.

     Lo tomó de la mano y caminaron sin prisa en medio de los árboles, ambos estaban descalzos como era común. Chanyeol nunca había usado zapatos, peros sus pies permanecían limpios y suaves al tacto.

     Un rayo irrumpió de manera violenta. El trueno que lo acompañaba era agresivo ante el silencio de la tierra del Ëxodų  y ambos elfos se miraron encantados cuando la lluvia vistió sus níveas pieles de brillo y humedad a la vez que aplastaba sus cabellos sobre sus frentes. Se tomaron de la mano y corrieron, rieron, saltaron, treparon por los árboles, los rodearon, casi volaron a través de cada obstáculo mientras el bosque empezaba a oler a tierra mojada. Entonces el aire escaseó para Luhan quien consiente de sus desventajas físicas se vio obligado a detenerse y cayó sobre sus rodillas. Chanyeol se preocupó de inmediato y se acomodó a su lado, pero recibió una sonrisa tranquilizadora mientras la criatura que amaba se ponía en pie.