Estrellas y lunares [Kaisoo- EXO]

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     Incluso despedirse era doloroso cuando debía hacerlo, por chat o por teléfono siempre estaba buscando el modo de mantener el contacto. Revisar su buzón de mensajes era lo primero que hacía en cuanto despertaba y lo último antes de dormir, y si alguna pesadilla interrumpía su sueño, volvía a revisar de madrugada.

     No es que tuvieran tantas cosas interesantes de que hablar, sino que las cosas se tornaban interesantes cuando hablaban. Jongin se volvió adicto a eso y sonreía mucho, como tonto porque una palabra, porque un recuerdo... porque todo sobre Kyungsoo lo hacía feliz.

     La noche anterior le había dejado una tarea: «Cuenta cuántos lunares tienes». Pasó soñando con la respuesta: ¿Tendría dos o tres? ¿Tendría quince o veinte? ¿Cómo serían? ¿Dónde estarían? ¿Adornarían su espalda como estrellas en el cielo o estarían en lugares divertidos como detrás de una oreja o detrás de los dedos?

     Después de rogar y haber recibido una respuesta negativa, tenía que escribir el último mensaje de la noche. Kyungsoo le dijo que definitivamente no iría a verlo y Jongin lo lamentaba porque él, en verdad... en verdad, daría todo para verlo solo un poco. Quería hablarle de sus sentimientos en ese último mensaje, pero ¿cómo podría caber tanto ahí? Él no conocía las palabras adecuadas.

     Podría hablar del latir de su corazón...

     Del temblor de sus manos...

     De la sensación de miles de libélulas y mariposas dando vueltas en su estómago... pero serían eufemismos a sus emociones. Kyungsoo era un faro tan iluminado que lo cegaba.

     —Bueno, adiós —se despidió Jongin, manteniendo oculto tras palabras cortas, un río de sentimientos.

     —Adiós —respondió antes de simplemente colgar.

     Kyungsoo se metió bajo las sábanas y cerró los ojos con fuerza.

     «Deja nadar al delfín, deja volar la mariposa, deja que el león corra por toda la sabana». —Eso le había dicho Jongin y esas fueron las palabras que minutos después estaban empujándolo por la ventana. Cayó sin hacerse daño y corrió descalzo por las calles oscuras... se metió detrás de los árboles y corrió más aprisa. La brisa del mar le golpeaba el rostro con fuerza; el olor del agua, de la sal y de la arena calentada por el sol de cada día, se impregnaban en su cabello y le ponían la piel pegajosa.

     Kyungsoo debía parecer un loco corriendo en pijamas, descalzo a la mitad de la noche y, además, riendo. Cualquiera hubiera dicho que se trataba de un duende marino cuando al fin llegó a la playa, pero a esas horas no había nadie en aquel lugar.

     Jongin acababa de escribir en la arena «¿Cuántos lunares tienes?» En ese momento lo vio acercarse a toda prisa, salpicando el agua mientras corría en la orilla de la playa. Kyungsoo, todo cabellos despeinados, se acercaba riendo como un niño juguetón. Jongin sentía ganas de ponerse a brincar; le había dicho que no, pero había llegado. ¡Kyungsoo había llegado a él!

     El más bajo no esperó hasta acabar de acercarse y tomó un gran impulso para lanzarse a sus brazos. Jongin se fue de espaldas sin soltarlo, ambos rodaron un poco por la arena; cuando al fin lograron verse las caras, empezaron a reír como chiflados. Kyungsoo tenía arena en la mejilla y en sus labios; Jongin, en todo su cabello.

     Parecía que al fin empezaban a calmarse cuando Jongin prorrumpió en carcajadas una vez más, señalando a su amigo. Entonces Kyungsoo se percató de la ropa que andaba puesta: una pijama de algodón azul y blanco con un enorme dibujo de Pororo en el pecho. Intentó cubrirse pero aun así era demasiado tarde, esa pijama la tenía desde hace mucho tiempo y como no había alcanzado tanta altura le seguía quedando; incluso tenía un pequeño agujero en la parte trasera y en las axilas. Su madre  quiso botarla muchas veces y él siempre hacía berrinche, pero en ese momento estaba maldiciéndose a sí mismo. Se levantó más avergonzado y humillado que nunca dispuesto a ahogarse en el océano, pero en vez de eso, echó a correr de vuelta a su casa, no logró avanzar mucho antes de que Jongin lo atrapara por la espalda y lo arrastrara hasta el mar.

Khimaira [Fanfiction]Where stories live. Discover now