Gebo, el regalo [KaiSoo- EXO]

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La siguiente historia es un encargo de Nally Blue, por tanto hay situaciones que ocurren acá por deseos de quien así me contactó para que escribiera este cuento.

La siguiente historia es un encargo de Nally Blue, por tanto hay situaciones que ocurren acá por deseos de quien así me contactó para que escribiera este cuento

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GEBO /El regalo

     Año 793, Lindisfarne, Gran Bretaña.

     Su familia era comerciante, lo que les llevó a adquirir costumbres nómadas. Por eso conoció muchas tierras e idiomas. Kyungsoo sabía de astronomía tanto como de letras y medicina, pero nada de aquello impidió el fatal accidente en barco que tuvo a la edad de diecisiete años del cual fue el único sobreviviente. Pagó, sin embargo, con uno de sus sentidos: no pudo volver a escuchar bien. Podría decirse que, su oído derecho registraba apenas un cinco por ciento del canto del mundo. El izquierdo, nada. Y además, en la parte trasera de su oreja, una fina cicatriz dibujaba una equis perfecta.

     El desafortunado joven anduvo sin hogar durante mucho tiempo hasta que encontró el amparo de la fe y con ella también la calma, la oportunidad de despertar cada mañana bajo el mismo techo y de hacer tareas cotidianas que le brindaban equilibrio. En el monasterio Lindisfarne todos lo llamaban «Soo». Sabía que cuando sus hermanos sacerdotes ponían sus labios juntos y redondos, se dirigían a él. Ya conocía las señas necesarias para hacer entender entre todos aquellos monjes de desgastadas túnicas cafés las intenciones de su corazón lleno de bondad.

     Siendo el principal a cargo de la comida, aquel día estaba revisando en su gastado cuaderno las notas de la receta para el pan salado que debía cocinar para el resto de los monjes. Ajeno estuvo al barullo que suscitaba fuera de las paredes de piedra que lo contenían... hasta que un escalofrío le recorrió por entero, crispando los vellos de su nuca. Kyungsoo se limpió las manos en su toga café, aunque no las tenía sucias ni mojadas. Luego se giró por completo, como llamado por un afinado instinto. Y ahí estaba él...

     Alto, con el cabello largo, rubio y trenzado, llevaba un hacha en su mano derecha y tenía su mirada fija sobre él como un animal exótico a punto de cazar. Kyungsoo lo miró desconcertado. ¿Estaba herido? Gran parte de su cuerpo iba cubierto de sangre. Probablemente alguno de los monjes lo había enviado con él a la cocina para recibir remedio. Lindisfarne estaba rodeado de agua, así que ese gigante debería haber tenido un accidente en su barco, tal como él alguna vez.

     Por eso cuando observó a uno de los monjes asomarse con sigilo detrás del hombre herido y levantar la mano con un martillo, de forma siniestra, mostró su alarma a todas luces y le lanzó el cuaderno que había estado leyendo con la finalidad de apartarlo. Su Dios no aprobaba la violencia.

     Cuando el vikingo vio el cambio en la expresión del monje, reaccionó con rapidez y se giró para clavar el hacha en la frente del que lo atacaba, incluso antes de que el cuadernillo que le lanzaron cayera a sus pies.

     Kyungsoo finalmente entendió qué estaba pasando: los vikingos habían atacado. Aquel hombre no era un viajero herido sino un salvaje con intenciones de saquear el monasterio. Echó a correr a toda velocidad, traspasando las estancias en donde a su paso encontró muertos a sus hermanos de fe. Algunos de ellos tenían ajada la espalda, dejando a la vista su columna vertebral y costillas, luciendo como alas de huesos. Se resbaló con la sangre y cayó una vez. Miró a su espalda y aquel hombre lo seguía desde la cocina, pero no tan de cerca, él había sido más veloz. No contaba con que otro de ellos saliera a por un costado y levantara el hacha contra él. Kyungsoo se encogió en el piso y de haber podido pensar con claridad, hubiese encomendado su alma a Dios, pero en aquel momento ni siquiera recordar cosas automáticas como respirar parecían accesibles.

Khimaira [Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora