Khimaira [Fanfiction]

Humo y Martinis [DoRene-EXO Red Velvet]

     Con una apariencia poco espectacular, sin gran altura y sin salirse de la norma, Kyungsoo solía pasar desapercibido en la mayoría de lugares a los que iba, lo cual era un valioso aporte a su carrera como investigador privado. La situación política le mantuvo bastante ocupado consiguiendo fotos del candidato aquel o notas vergonzosas de la competencia, lo que le forjó una pequeña y atractiva reputación por su competencia laboral. Esos eran los casos que solía atender la mayoría del tiempo. De tanto en tanto acudía a su pequeño despacio en una ciudad vecina a la capital alguna mujer pidiéndole encontrar a la empleada que huyó con sus joyas o a un matrimonio presentando el caso de su hijo perdido. Político, económico o familiar, Kyungsoo siempre evitó involucrarse demasiado a nivel personal, por ello sus maneras eran cada vez más retraídas y sus casos más exitosos.

     En aquella ocasión su amigo Xiumin lo convenció para aceptar un caso que en primera instancia (y en segunda y en tercera) no le había entusiasmado en lo absoluto. Se trataba de un millonario del otro lado del país quien mandaba por él para atender un asunto familiar. A Kyungsoo no le gustaba tener que cruzar la capital y dos ciudades más para encontrarse con Kim Joonmyeon, tampoco le entusiasmaba que el señor Kim supiera de él gracias al trabajo que realizó para Wu Yi Fan, un extranjero corrupto que le pagó un buen fajo de billetes para encontrar basura con la que enterrar a su oponente político, Zhang Yi Xing. Kyungsoo escarbó en la vida privada de su objetivo, pero tuvo que hacerlo muy profundo para encontrar algo que valiera la pena y Yi Fan se aferró a esa información hasta acabar con su oponente, pese a que Kyungsoo tenía muy claro que la verdadera rata en ese asunto era su propio cliente. De todos modos, guardó silencio porque él era un profesional.

     Xiumin creía que él debía salir de la ciudad, conocer personas nuevas, despejarse un poco, pero ninguno de esos argumentos acababa de convencerlo hasta que supo que Kim Joonmyeon tenía entre su fortuna una joya valiosísima: el camafeo de María Antonieta. Él como coleccionista de piedras preciosas, aceptó el caso con la esperanza de observar aquella pieza de arte. Así fue como acabó sentado en aquel tren, camino a la casa de uno de los clientes más adinerados que había tenido la oportunidad de conocer.

     Joonmyeon vivía en una enorme mansión, con el jardín más elegante que Kyungsoo hubiese visto. En cuanto puso un pie en la entrada fue recibido por un hombre de piel negra quien de manera cortés lo condujo hasta la puerta principal y desde ahí fue recibido por su cliente, pasaron al estudio principal y después de las típicas preguntas de cortesía que eran exigidas por la sociedad, charlaron de negocios. Su trabajo era, sin duda, un asunto familiar bastante privado: Joonmyeon lo contrató para encontrar a su amante quien había huido de él hacía seis meses.

     —Te pagaré lo que quieras si das con ella. Necesito saber por qué esa tipa barata se atrevió a marcharse sin decirme una sola palabra, ¡a mí! ¡a Kim Joonmyeon! ¿Qué mujer en su sano juicio haría algo así?

     —Haré todo lo posible por conseguir lo que desea —respondió automáticamente después de años de experiencia al tratar con narcisistas llenos de dinero.