Compañía Paranormal [KaiSoo- EXO]

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     La casa era vieja, por eso había costado tan barata, pero después de pintarla y arreglar uno que otro detalle, quedó como nueva. No podía decir lo mismo de la cama que compartía con su pareja. Dentro de unos minutos, cuando Kyungsoo se enterrara en su ano y empezara a balancearse, ese armatoste de madera crujiría como una galleta añeja.

     Jongin estaba acostado sobre su espalda mientras su esposo jugaba lamiéndole los testículos, frotándole el perineo y rozando en círculos su entrada anal. Tal vez no habían contraído matrimonio legalmente, pero vivían juntos hace cuatro meses en un departamento pequeño y ahora, al fin habían conseguido comprar una casa. Tenían sexo seguido, se decían «te amo» y compartían un perro, por lo que sí, para Jongin aquello era ser esposos. Suspiró profundamente, no es que no estuviera excitado, es que nunca antes le había tocado ser el pasivo. Sabía que su esposo iba a aprovecharlo al máximo, no porque Kyungsoo estuviera cansado de ser el pasivo en sus relaciones sexuales —porque vaya si lo disfrutaba— sino porque aquello era un acto difuso entre la curiosidad y el deseo de venganza de su marido.

     Cuando Kyungsoo introdujo un dedo lleno de lubricante dentro de Jongin, este deseó tener la capacidad de volver en el tiempo y nunca haber entrado en aquella tienda de chucherías chinas, una semana atrás. Era un lunes de esos donde todo el mundo parece vuelto loco porque fue día de pago quincenal en la mayoría de los lugares de esa ciudad. Además, los lunes por norma moral, la gente debe ponerse de mal humor aunque sea una vez, porque se trata del inicio de semana que implica madrugar, enfrentarse al tráfico, ir a trabajar, verle la cara al jefe o actuar como el jefe —según el puesto—, dejar a la familia y esperar que durante los próximos cuatro días, uno sobreviva.

     Él, como encargado de una galería, no tenía un jefe sino una jefa, una persona que en su vida pasada no pudo ser algo menos que un verdugo. Jongin estaba seguro que su verdadero apellido debía coincidir con el de ese dictador norcoreano. Ella lo había obligado a atender a las personas más tediosas, un matrimonio de doctores, y negociar con ellas la venta de una de las pinturas. Al final, todo había salido bien, pero Jongin se pasó la tarde soportando los comentarios clasistas de la mujer y las miradas inapropiadas y los guiños del esposo. Además, ninguno de los dos en aquel matrimonio tenía una mínima idea de lo que era el arte, así que al acabar la tarde, lo único que deseaba era llegar a su pequeño departamento, comer el kimchi espagueti que le preparaba Kungsoo, ducharse y tener sexo perezoso hasta quedarse dormido.

     Amaba el sexo perezoso, ese donde solo se acostaba y dejaba que su pareja hiciera el trabajo, subiéndose sobre él y cabalgándolo despacio hasta que ambos alcanzaban el orgasmo y luego se acurrucaban y se dormían. Más o menos a ese ritmo iban sus fantasías cuando recordó que ese día, su amado jinete estaba cumpliendo años. A Jongin no se le daba bien lo de comprar regalos, así que entró en el primer local que vio, lo que resultó ser una tienda china de chucherías y después de recorrer el primer pasillo, dio con el obsequio perfecto: ¡Un rodillo quitapelusas! No podía estar más satisfecho con su compra. Apenas esa mañana Kyungsoo estuvo quejándose de que Gengish Khan dejaba su ropa llena de pelos amarillos y no podía presentarse así a trabajar al área administrativa de un banco.

     Gengish Khan era el labrador que habían adquirido hace cuatro meses, ahora era un cachorro de siete meses que amenazada con crecer más que Kyungsoo. Le habían llamado de ese modo en honor al guerrero, pero si hubieran tomado en cuenta la personalidad de ese cachorro hubiera acabado llamándose algo así como Sabu Mafu, porque era curioso y simpático hasta el punto del empache.

      Jongin supo que lo había hecho todo mal en el momento en que Kyungsoo abrió su regalo y el brillo de feliz curiosidad en sus ojos de transformó en un centelleo asesino.

     —¿Un quitapelusas? ¿Me estás dando un quitapelusas en mi cumpleaños, Jongin?

     —El otro día te obsequié un títere de dedo de Pororo y dijiste que no te daba cosas útiles, bueno, esto es útil. Lo estabas necesitando ¿no?

Khimaira [Fanfiction]Where stories live. Discover now