tres

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Caminé con la cabeza gacha hasta el salón de álgebra totalmente avergonzada por lo que acababa de ocurrir.

De todas formas Luke no tenía ni la mínima idea de mi existencia, es decir, en la escuela yo pasaba desapercibida ya que no me gustaba llamar la atención.

Abrí la puerta color café y entré al alborotado salón lleno de bolas de papel atravesando los aires y gritos eufóricos de distintas conversaciones. Me dirigí silenciosamente esquivando al grupo de Hemmings y me senté en mi lugar habitual junto al ventanal que daba hacia el patio.

Odiaba estar sola la mayoría de las clases, mis amigos y yo compartíamos muy pocas asignaturas.

Saqué el libro de ejercicios de mi mochila y comencé a realizar los ejercicios que me habían quedado incompletos cuando escuché el chirrido de una silla moverse y sentí la presencia de alguien a mi lado.

— Hola. — Luke sonrió.

Eso me tomó por sorpresa.

— Hola. — desvié mi mirada hacia el bastante incómoda.

— ¿Puedo hacerte una pregunta?

— Si, supongo. — respondí mordiendo mis uñas.

— ¿Por qué me tocaste el trasero? — preguntó como si fuera lo mas normal del mundo, no podía creerlo.

¿Cómo me descubrió?

— ¿Como sabes que fui yo? — que estúpida, me lancé al agua sola.

— Bueno, no hay muchas chicas con mochilas de fotos de ciudades. — señaló la mochila celeste con fotos de ciudades europeas en el suelo.

— Oh. — me sonrojé debido a que me había pillado.

—Descuida.— se levantó y antes de marcharse me guiñó su ojo izquierdo.

Estaba muerta de vergüenza pero también me causaba gracia que se lo tomara tan bien.

Luke Hemmings era la clase de persona que todo el mundo quiere tener cerca para olvidarse de todo y pasar un buen rato.


spank » luke hemmingsWhere stories live. Discover now