veinticuatro | final

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Habían pasado ya tres años desde la partida de Luke, se supone que tendría que estar por graduarse si es que no lo había hecho. Entre esos tres años Luke ha venido hasta aquí algunos fines de semana libres pero nos visitamos tan sólo unas dos veces. 

Mi carrera y vida iban bien.

En el primer año de universidad conocí a un chico llamado Gabe, era castaño, alto y poseía ojos azules pero no se parecían en nada a los de Luke. Era agradable y nos hicimos amigos.

En el segundo año comenzamos a salir pero no duramos más de seis meses, no teníamos mucho en común como para establecer una relación seria.

Y este año me mudé a un apartamento en el centro con Jodie. Ella y James ya no salían más por que ambos estaban muy atareados con sus trabajos. Jodie no asistió a la universidad pero aún así consiguió trabajo en una oficina, mientras tanto James estudiaba cine.

Me encontraba pasando en limpio unos apuntes cuando la ahora peliblanca entró con sus tacones en la mano y se arrojó al sofá.

—¿Has visto a Luke? — preguntó.

—¿Ya volvió?

—Eso oí, me encontré con Aladna y su novio cuando venía de regreso, dijeron que lo vieron por su vecindario. — se encogió de hombros.

—Oh. —fue lo único que dije, me sentía algo decepcionada de que ni siquiera se hubiera molestado en llamar.

Seguí copiando cuando Jodie me invitó a salir, rechacé su propuesta por que no me sentía con ánimos así que salió sola.

Entré a ducharme y después me puse una camiseta gris y un short negro, el calor me estaba matando. 

Me puse a arreglar los papeles que tenía desparramados sobre la mesa cuando escuché el timbre, supuse que era mi vecino Jimmy de catorce años que varias veces vino a pedir ayuda con su tarea, pero no lo era. Cuando abrí la puerta lo vi. Estaba más alto y corpulento, tenía barba de hace tres días pero sus ojos seguían teniendo ese brillo tan especial.

—Hola Maddie. — sonrió ampliamente.

—¡Luke!—grité y salté encima de él como un chimpancé, la emoción me consumía.

—¿Cómo estás? — tomó mi cara entre sus manos.


—Muy bien, pasa. — tomé su mano y lo llevé hacia adentro.


—Lindo apartamento, felicidades.


—Muchas gracias.


—¿Quieres tomar algo?


—Con jugo está bien. — me dirigí a la cocina con Luke detrás de mí.


—¿Cuándo volviste? — le entregué un vaso.


—Hace tres días pero no tuve tiempo para venir a verte. — hizo un mohín.


—Aguarda, ¿cómo supiste que vivo aquí?


—Fui a tu casa y tu hermano me dio esta dirección.


—Me alegra el que hayas vuelto. — sonreí.


—Me alegro de volver a verte. — tomó mi mano y me abrazó.


— ¿Cómo van tus estudios? — dijo separándose lentamente de mi.


—Genial, me falta un año para terminar, ¿a ti como te fue?— me senté en el sofá.


—Me gradué con honores. — se sentó junto a mí.

— ¡Eso es maravilloso! Felicidades.


—Madeleine.


— ¿Si Luke?


—Recuperemos el tiempo perdido.


—Esta bien.


—Vayamos a nuestra guarida, debe estar muy sucia pero qué más da. — tomé su mano y salimos del departamento.


Condujo un rato hasta que llegamos.


—Esto está muy abandonado. — sus ojos se abrieron como platos.


—Bueno, no ha venido nadie en tres años. — agarré un trapo para limpiar el sillón.


—Cuéntame que hiciste en este tiempo.


—Nada fuera de lo común, conocí gente nueva, me hice amiga de Aladna, salí con un chico pero no resultó, ¿y tú?


—Me hice muy amigo de mis compañeros de cuarto, no tuve una relación sería tan sólo algunos revolcones. — le restó importancia.


—Te extrañé mucho. — habló luego de una eternidad.
—Yo también, fue muy difícil estar sin ti. — coloqué mi cabeza sobre su hombro.


—Pero bueno, ya estamos juntos, podemos intentarlo. — descansó sus brazos en mi cintura.


—Si, tal vez. — lo miré a los ojos, esos ojos que tanto extrañé.


Se acercó a mí y nuestros labios rozaron, Dios mío lo necesitaba mucho.


—Bésame. — ordené.


El rió y juntó nuestros labios. Tenían el mismo sabor de hace tres años atrás. Me recostó en el sofá y se colocó encima de mí. Tomé su cabello y lo acerqué más a mí si es que eso era posible. Separó sus labios de los míos y bajó hasta mi cuello dejando marcas de amor que durarían bastante.


—Te amo. — se sorprendió cuando dije eso, normalmente él lo decía y yo respondía con un yo también.


—Me haces tan feliz. — su cara se iluminó y dejó un corto beso en mi nariz.


—Tu también. — me senté y volví a unir nuestros labios.


Me abrazó por detrás y se acomodó para dormir.


Estuvimos tres años separados pero lo valió. El me amaba y yo a él.


Me volteé y vi como descansaba, sus largas pestañas caían como plumas en sus mejillas, sus labios estaban entre abiertos y unos leves ronquidos salían de ellos. Tomé su mano y la besé.
No sé si estaríamos juntos para siempre pero si se que nos queda un largo tiempo juntos.


spank » luke hemmingsWhere stories live. Discover now