epílogo

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Me encontraba en la cocina preparando un desayuno especial para él cuando la pequeña Jess, de ahora cuatro años apareció a mi lado.

— ¡Mami!

— ¿Qué pasa hija? — me puse en cuclillas para quedar a su altura.

— Mira el dibujo que le hice a papá. — me entregó una hoja con dos personas en ella.

— ¡Es bellísimo! Ven, vayamos a despertarlo. — tomé su pequeña mano y subimos las escaleras para dirigirnos a mi habitación.


Cuando entramos lo encontramos desparramado en la cama aún con sus ojos cerrados. Jess saltó sobre él.

— ¡Feliz cumpleaños papá! — él abrió sus ojos un tanto aturdido pero automáticamente sonrió y abrazó a nuestra hija.

— Feliz cumpleaños amor. — me senté a los pies de la cama y él me sonrió.

—Papi mira el dibujo que te hice. — la niña le entregó la hoja.

— ¡Me encanta! pero espera, yo ocupo todo el largo de la hoja. — frunció el ceño.

— ¡Es que eres muy alto! — ella rió.

— O tú eres muy pequeña. — le sacó la lengua como lo hacía conmigo cada vez que me molestaba.

Jess fue a buscar a su gato para que él le desee un feliz cumpleaños a Luke, era tan adorable.

— Creo que ahora es mi turno de darte un regalo. — me acerqué a él.

— Oh entonces hay que esperar a que Jess no esté en la casa, es muy pequeña como para escuchar esa clase de cosas. — levantó sus cejas repetidas veces.

— ¡No me refería a esa clase de regalo, idiota! — lo golpeé y él me abrazó.

— ¿Entonces a que te referías? — su cara se entristeció, típico de hombres.

— Es una guitarra. — me levanté y fui hacia el lugar donde la tenía guardada.

— ¿Enserio? — saltó de la cama y corrió tras de mí, parecía un niño a pesar de estar cumpliendo veintiséis años.

— Es que tu vieja guitarra ya no estaba en buenas condiciones.

Tomé el objeto de madera y se lo entregué, se veía tan feliz. Dejó el instrumento cuidadosamente sobre la cama y me cargó.

— Te amo. — me besó en los labios.

— Yo te amo más. — me bajé de encima de él y entró la niña con un gato blanco en sus brazos.

— Papi, Tom te quiere desear feliz cumpleaños. — la pequeña niña estiró sus cortos brazos y le entregó al felino. Luke al agarrarlo, el gato le arañó el brazo.

— Jessy, creo que tu gato me odia. — bajó a Tom y colgó el dibujo que le había hecho ella en la cabecera de su cama.

— Vámonos así tu papá puede cambiarse. — cargué a la niña y salimos de la habitación.

— ¿Qué te vas a poner mami? — preguntó mientras ella veía sus vestidos.

— Es una sorpresa, ¿te pondrás el vestido rosa? — lo bajé del perchero.

— ¡Sí! ahora vete voy a cambiarme. — literalmente me corrió de su cuarto.

Volví a mi habitación y me encontré a Luke tratando de abrocharse la camisa.

— ¡Luke ese es el botón del otro ojal! — reí y ayudé a abotonársela bien, veintiséis años para nada.

— Ups.

— Bien ahora lárgate porque tengo que cambiarme yo, ve abajo a ver si esta todo en orden, los invitados llegan en poco tiempo.

— Si, jefa.

Tomé un vestido rojo de mi armario y me lo coloqué, no me quedaba mal así que completé mi atuendo con unos zapatos negros.


Cuando terminé bajé hasta la primera planta de la casa que habíamos comprado con mucho esfuerzo. Ya habían llegado varios invitados, entre ellos mis padres y algunos parientes de ambos.


— ¡Madeleine! — gritó mi madre, estaba junto a Calum que abrazaba a una linda chica por la cintura.

— Hola. — me acerqué a ellos y los saludé con un abrazo.


— Madeleine, te presento a Sab, mi novia. — me la presentó.


— Encantada. — habló por primera vez la castaña.


— Igualmente. — sonreí.


A lo lejos pude ver a Michael y Ashton cargando a Luke. Parecían niños de nueve años, no de veintiséis.


La fiesta pasó divertida, bailamos y bebimos hasta que llegó la hora del brindis.


— Quiero agradecer a todos por venir y compartir este momento tan especial conmigo pero sobretodo quiero agradecerle a la chica que amo, bueno, a las dos chicas que amo — nos señaló a Jess y a mí — por hacerme esta grandiosa fiesta y hacerme feliz cada día. — todos aplaudieron y brindaron.

Luke era la persona ideal, adorable, cariñosa, bromista, tenía sus altibajos pero es normal, es un humano.


Es increíble que un chico lindo de preparatoria y una aburrida adolescente terminaran juntos sólo por una simple y alocada apuesta.

— Luke. — lo llamé.

— ¿Qué pasa? — estábamos en la habitación.

— Date la vuelta. — lo hizo y le di una nalgada como el primer día.

— Te amo. — me acorraló contra la pared.

— Y yo a ti.

Tal vez no vivía el sueño de toda chica, esos típicos sueños que sabes que son imposibles pero con Luke a mi lado era demasiado, él era muy bueno para ser verdad, no necesitaba nada más; tenía a Jess y a Luke a mi lado y con ellos me bastaba para ser feliz.


spank » luke hemmingsWhere stories live. Discover now