veintidós

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El primer mes de vacaciones pasó tranquilo, excepto los últimos días del mes ya que con Luke estábamos arreglando las cosas para irnos de viaje a la otra punta del país, queríamos pasar unas lindas y relajadas semanas en la playa.

—¿Tienes todo? — preguntó el rubio cerrando el baúl del auto donde ya se encontraba el equipaje.

—Eso creo. — respondí entrando a la casa. El papá de Luke le había prestado el auto para que nos fuéramos con la condición de que lo devolviera sano y salvo.

—Saldremos mañana a las seis de la mañana. — depositó un delicado beso en mi mejilla.

—De acuerdo, voy a mi casa, mamá debe estar esperándome. — me dirigí hacia la puerta.

—Te llevo. — insistió Luke siguiendo mis pasos.

Entré a mi casa y mi pequeño hermano salió corriendo a mi encuentro.

—¡Madeleine! — gritó y saltó para que le diera un abrazo.

—¡Joshua! — lo saludé y lo estreché entre mis brazos.

Salí al comedor a decirle a mi madre que mañana por la mañana saldríamos con Luke. 

Afortunadamente ella había aprobado mi relación el él, no era como mi ex-novio por suerte.

—¿Lista para irnos? — preguntó sentándose en el asiento del conductor.

—Si, el viaje hasta Brisbane será muy largo. — suspiré cansadamente.

—Son novecientos veintiocho kilómetros, ponte cómoda.

—Mátame.

Pusimos música y comenzamos a hablar de cosas de la vida, el trasero me dolía de estar tanto tiempo sentada. No viajamos en avión con el motivo de que Luke estaba ahorrando para cuando este en la universidad.

Luego de varias horas de viaje, llegamos a nuestro destino.

—Woah, es muy lindo este lugar. — dije bajándome de el auto dejando a mi vista la casa de playa del primo de Luke, Craig.

—Lo sé, de niño solía venir siempre. Ven, entremos. — tomó mi mano y me guió hasta adentro.

Llevamos el equipaje hasta una habitación y caímos rendidos en la cama.

—¿A donde quieres ir? — volteó su cabeza para mirarme.

—No conozco nada de aquí, tu conoces este lugar.

—Hay una feria, no son los parques temáticos de Disneyland pero es divertida.

—Vayamos.

Nos dimos una ducha rápida y nos pusimos en marcha hacia la feria.

Al llegar habían miles de niños corriendo y jugando, me sentí pequeña otra vez. Luke corrió a hacer fila para la montaña rusa.

—¡Luke jamás me subí a una montaña rusa!

—¿Y? — preguntó.

—¡Estoy aterrada! — grité.

—No te pasará nada, ¿acaso olvidas con quien estas? — preguntó con mirada arrogante.

—Si, estoy con el chico que se altera con las nalgadas.

—Bueno pero no me altero con las montañas rusas, bebé. — rió.

El viaje en montaña rusa fue increíblemente aterrador y a la vez excitante, demasiada adrenalina corría por mis venas.

—Maddie, ¿quieres un oso panda gigante? — me guió hasta un puesto de tiros de baloncesto.

—¡Si! — chillé.

Le dieron tres tiros a Luke, falló en los primeros dos pero encestó el último por lo cual le dieron el panda.

—Para ti. — me lo entregó escondiéndose detrás de el.

—Gracias. — le di un corto beso en los labios.

—¿Quieres ir a la playa? — salimos del establecimiento.

—Vamos.

Ambos teníamos los trajes de baño debajo de la ropa así que no había problema.

Corrimos hacia el mar y Luke comenzó a salpicarme agua.

—¡Luke el agua está fría! — grité y corrí como pude hacia el. — ¿Luke sabes que te amo? — lo abracé toda empapada.

—¡No! — río y se tiró de cabeza al mar. Tomó mis piernas y me hundió hacia abajo con él.

—¡Eres un idiota! — lo golpeé.

—Un idiota al que amas. — me abrazó y nos dirigimos hacia la orilla.

Sin dudas estas vacaciones eran las mejores.


spank » luke hemmingsWhere stories live. Discover now