⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀OO6.

1.5K 170 10
                                    

—Hay que sentarlo. —dijo Thomas, cargando a Alby junto con Minho. Lo recostaron en el muro, a los segundos se escuchó a lo lejos un gruñido de un penitente.

—Esto no va a funcionar. Tenemos que irnos. ¡Hay que irnos! —Minho agarró mi mano e intentó arrastrarme con él, sentía como el pánico se hacía parte de su mente y su cuerpo.

—No no no, ¿De qué hablas? Hay que esconderle. —señaló Thomas.

—Estoy de acuerdo. No podemos dejar a Alby aquí. —comenté.

—¿Dónde? —preguntó con nerviosismo.

—No lo sé, Minho. Solo piensen, ¿no hay ningún lugar donde llevarlo? —cuestionó Thomas.

Minho gruñó y agarró de la camiseta a Thomas: —Escúchame, cara fuco, ¿estás dando cuenta de dónde estás? ¡No hay donde ir!  —exclamó al borde de la locura.

—Minho.

Llamé al asiático, toqué su hombro y me miró con sus ojos asustadizos, este soltó a Thomas quien se encontraba en shock ante lo ocurrido. Se levantó y regresó su mirada al novato.

—No lo entiendes. Este es nuestro fin. —concluyó, pero al parecer Thomas no le estaba prestando atención porque se levantó sin despegar la mirada detrás nuestro. Miró las grandes y fuertes lianas de un muro.

—Alby debería de considerar bajar un poco más de peso

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Alby debería de considerar bajar un poco más de peso. —gruñí.

—Uno...dos...tres. —contó Thomas para finalizar y tirar de la liana con nuestra ayuda que sujetaba a Alby y lo escondería en lo alto de los muros.

A lo lejos se escuchó un gruñido, acto que volvió asustar a Minho.

—¿Qué haces? ¿Qué haces? —pregunté al ver que Minho no tiraba de la liana y su mirada estaba perdido en algún lado.

—Hay que irnos. Hay que irnos ahora. —insistió Minho.

—No, solo un poco más y lo atamos. —dijo Thomas, estando al frente nuestro.

—Cálmate, Minho. Solo un poco más, ya casi estamos. —intenté calmarlo.

—Lo siento, verducho. —lamentó Minho, agarrando mi mano y arrastrándome lejos del lugar, dejando a Thomas y a Alby a su suerte.

No fue hasta más de quince metros logré reaccionar y detenerlo.

—¿Pero qué es lo que te ocurre? No debimos de dejar a Thomas solo. —murmuré, mirando hacia el camino donde habíamos dejado al pobre Thomas.

—Un penitente se encontraba cerca. —balbuceó.

—¡Con más razón no debimos de dejarlo solo! —me preocupé, intenté regresar, pero Minho me agarró fuertemente de mi muñeca.

—¿¡Por qué demonios te importa tanto Thomas?! —gruñó, casi al punto de gritarme.

No reconocía a Minho, no en ese instante. Sus ojos estaban llenos de ira, sus manos estaban hechas un puño y su ceño fruncido, su labio inferior parecía temblar. Miré su mano derecha que sostenía todavía con firmeza mi muñeca.

𝐔𝐍𝐓𝐎𝐔𝐂𝐇𝐀𝐁𝐋𝐄, maze runnerWhere stories live. Discover now