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Una puerta se abrió detrás nuestro, sin dudar salimos. Había un largo pasillo oscuro, pero a los segundos se encendieron unas luces una detrás de otra.

Caminamos por varios minutos y en silencio, yo no dejaba de analizar todo el lugar siendo tan conocido para mí. Llegamos a una puerta que decía "salida" en letras roja e iluminadas.

—¿En serio? —preguntó irónico Sartén.

Empuñé fuerte la daga antes de dirigirme a la puerta y girar la manija con cuidado. Al abrir la puerta habían cuerpos de doctores ensangrentados, una tenue luz roja parpedeaba  y una lámpara colgaba de un lado.

—Y les aseguro que no fui yo. —murmuré en mi propia defensa.

—Tranquila, lo sabemos. —dijo Thomas, caminando y observando el lugar.

Al mirar por una ventana habían dos cadáveres cubiertos en una habitación. Obligué a Chuck a caminar ya que se había quedando mirando la habitación, intentando adivinar quiénes eran.

—¿Qué pasó aquí? —rompió el silencio Newt.

Al pasar un ventanal había una sala con computadores y hologramas, pero no sé podía pasar de alto los cadáveres.

—Ay, me acuerdo de ese. Me caía súper mal. —señalé al doctor Scratch. Era todo un cretino.

—Más respeto, Karma. —me regañó Minho, agarrando mi mano.

—Sí nos observaban. Todo este tiempo.
—confirmó Newt, al ver una computadora proyectando el Área.

—Qué incómodo. —murmuré imaginando las veces que me pudieron ver desnuda.

Thomas pulsó un botón rojo, donde se proyectó la imagen de Ava Paige.

—Hola. Mi nombre es Doctora Ava Paige...soy la directora de operaciones de Catástrofe y Ruina Universal: Experimento letal. Si están viendo esto, significa que concluyeron exitosamente las Pruebas del Laberinto. Quisiera estar ahí en persona para felicitarlos...—detrás suyo los demás empleados se levantaba de sus asientos espantados mientras algunos morían —...pero las circunstancias no lo hicieron posible. Imagino que todos deben de estar confundidos, enojados, asustados. Solo puedo asegurarles, que todo lo que les pasó, todo lo que les hicimos, todo se hizo por una razón. Ustedes no deben de recordarlo, pero el Sol quemó nuestro planeta. Miles de millones de vidas perdidas por el fuego, el hambre y el sufrimiento a nivel global. Los efectos fueron inimaginables. Lo que vino después fue peor. Se le llamó La llamarada —en el vídeo se proyectó un virus, seguido de un infectado que se retorcía siendo analizado por doctores —. Un virus mortal que ataca el cerebro. Es violento, impredecible, incurable. O eso pensamos. Con el tiempo, surgió una nueva generación que era inmune al virus. Entonces, había una razón para pensar en una cura. Pero encontrarla no iba a ser fácil. Tendríamos que hacer pruebas con los jóvenes, incluso sacrificarlos en entornos hostiles, dónde pudiera estudiar su actividad cerebral. Todo en un intento de entender porqué eran diferentes, porqué ustedes son diferentes. Tal vez no lo sepan, pero son muy importantes. Por desgracia, apenas inician sus pruebas. Cómo pronto podrán descubrirlo...no todos concuerdan nuestro método. Hay pocos avances, la gente tiene miedo. Tal vez es tarde para nosotros, para mí, pero no para ustedes. El mundo exterior los espera. No lo olviden...—agarró una pistola y apuntó en su cabeza.

—Cruel es bueno. —repetí al tiempo que ella, para después suicidarse.

No me dolió su muerte.

Me alejé de ellos y me dirigí a una computadora, donde escribí mi nombre y salieron mis datos.

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𝐔𝐍𝐓𝐎𝐔𝐂𝐇𝐀𝐁𝐋𝐄, maze runnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora