Los amigos no se besan

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Diez minutos, ese era el tiempo que llevábamos los dos solos, él se había sentado en el sillón individual y yo en el otro que quedaba frente a él, no habíamos cruzado ninguna palabra y sabía muy bien que él no iba a comenzar una conversación.

—¿Quieres algo de tomar? —pregunté amablemente.

—No, gracias —respondió sin despejar la vista de su celular.

Esperaba esa actitud de su parte, desde que volví a Barcelona no hemos hablado, yo lo intenté llamar, pero en el último momento me arrepentía y terminaba apagando el celular.

—¿Quieres ver una película?

—No.

Bien, está muy bien, tiene toda la razón de comportarse de esa forma.

—¿Algo de comer?

—No.

No te rindas, yo creo en ti.

De que me sirve que creas en mí, acaso eso me ayudará a entablar una conversación con ese niño caprichoso que está sentado en frente de mí.

—¿Quieres que m-

—No quiero nada —levantó la mirada de su celular—, aunque pensándolo bien si quiero algo.

Un rayo de esperanza apareció.

—Que guardes silencio y dejes de joderme.

Adiós rayo de esperanza, la distancia entre nosotros volvió a hacerse más grande.

—Pero que humor el que andas —dije sin pensar en mis palabras.

—¿Te molesta mi humor? Pero si hoy ando muy feliz y alegre.

Niño idiota, pero aún así me gustaba y me traía loco.

—¿Cómo haz estado? —pregunté.

La pregunta más estúpida que pude haber echo.

—He estado de puta madre, mi madre se ha sorprendido del gran buen humor que he mantenido estos días.

Detestaba su tono de voz, lo odiaba.

—Yo estoy bien, gracias por preguntar —dije.

Él alzó una ceja.

—No me importa, pero ajá.

El ambiente estaba tenso, muy tenso.

—Pablo —lo llamé, pero no respondió—, Gavira —volví a intentar, pero no pasó nada— Gavi.

—¿Qué? —habló de mala gana.

—Podrías dejar ese maldito celular y prestarme atención —dije enfadado.

Él rodó lo ojos, pero aún así guardó su celular y se cruzó de brazos.

—Bien, ahora podemos conversar como dos buenos amigos, ¿no crees?

—¿Buenos amigos? —preguntó con una sonrisa ladina— Los amigos no se besan en la boca.

Inesperada derrota (Gadri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora