Conversación ajena

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Los últimos días del año pasaron rápido, el último partido que tuvimos fue contra el Espayol y término en empate.

El nuevo año comenzaba y era hora de dejar lo pasado en el pasado, por eso fui a la habitación de mi hermano y le conté todo lo que pasó con Gavi, él escuchó atentamente.

—Wao, ambos son unos idiotas —fue lo que dijo cuando yo terminé de hablar—, debistes de habermelo dicho te fuera ayudado.

—Lamento no haberte contado, tenía miedo y no sabía que hacer.

—¿Y cómo van las cosas con Gavi? —preguntó lleno de curiosidad.

—No hemos hablado desde que le conté lo que sucedió, no puedo negar que me ha dolido su actitud, pero no puedo hacer nada.

—Claro que puedes hacer algo, ir y buscarlo.

Me dio una colleja se la pasaba porque era mi hermano.

—Yo soy siempre el que lo busca.

Y era verdad, ¿no? Era yo quien pedía disculpas, era yo quien lo buscaba, era yo quien intentaba conversar, y era él que de repente llega a los vestidores a decirme "te quiero" y luego anunciarme que tenía novia, fue él quién después de que le contará la razón por la que lo deje no me buscó, no me llamó y no me ha dirigido la palabra.

—Pedri, si no luchas por lo que quieres nunca lo tendrás —dijo.

¿Luchar? Era lo que Gavi me pidió, pero y sí no soy lo suficiente fuerte para hacerlo.

—Tal vez tengas razón.

—Ve a hablar con él, ustedes dos están destinados.

Salí de su habitación, escuché golpes en la puerta y fui a abrir.

—Que bien que te ves hoy.

—¿Qué quieres, Ferran? —pregunté haciéndome a un lado para que pasara.

—Deberías aprender a tratar mejor a tus visitas en especial cuando es tu mejor amigo.

Él tomó asiento y yo solo lo vi esperando a que me respondiera mi pregunta.

—Bien, bien dejad de mirarme de esa forma, solo vine a invitarte a comer a mi depa —dijo con una sonrisa.

—Vale, pero primero tengo que ir a un lugar, así que hay que irnos —dije.

—Nunca me puedo quedar sentado un rato en esta casa.

Se puso de pie de mala gana, y ambos salimos, le mandé un mensaje a mi hermano avisandole que había salido.

—¿El lugar al que teníamos que venir era un supermercado? —preguntó aparcando su auto.

—No, pero tengo sed y voy a comprar unas cosas.

—¿Y solo por una botella de agua vamos a entrar?

Ambos nos adentramos, me alegraba que tanto Ferran como yo andábamos con mascarillas y con sudaderas de capucha, nadie nos reconocía y eso era bueno.

—¿Ese no es Gavi? —preguntó Ferran.

Dirigí mi mirada hacia donde el veía.

—Si él es.

—Vamos a saludar —dijo caminando hacia donde Gavi.

—Ferran espera.

Llegamos a donde él que se vio sorprendido al vernos.

—Hola tío —dijo Ferran dándole un abrazo.

Escuché una voces que me eran conocidas, empecé a ver a mi alrededor, pero no las veía las voces se acercaban y entonces las pude distinguir.

Inesperada derrota (Gadri)Where stories live. Discover now