•19 de noviembre•
Amanda.
Después de acomodar las cobijas y los almohadones en el suelo todos nos sentamos y comenzamos a platicar y contar sobre nuestra semana.
Se llegan las doce de la mañana y solo encendimos una pequeña lámpara que no alumbra casi nada.
— Yo la traje a la casa y en pleno acto llegó mi hermana y le aventó su bolso — nos cuenta yoyó como es que su hermana lo encontró teniendo sexo con una de sus amigas — La vida las hizo amigas yo quería hacerlas cuñadas.
— Cálmate tú — y así nos la pasamos, riéndonos de las bobadas que cada uno dice.
— Por eso no las lleven a sus casas.
— Con que te encuentre yo con una estúpida en nuestra casa, te mato Carlos, pero antes me ves como la mato a ella — él se ríe y la besa.
— Tu tienes que avisarme antes de llevarlas, así no tengo que estar presente mientras... bueno, mientras lo hacen y así — él besa mi cien.
— Intentaré no llevarlas a la casa, si las llevo te aviso — asiento y él se lleva el cigarrillo a la boca.
Más tarde, como a la una, llegan dos amigos de ellos y se ponen a fumar y a beber mientras hacen su alboroto.
Dylan me mantiene pegada a él y no permite que alguno de ellos se me acerque ni para darme una cerveza.
Como ya es de mañana el frío se siente y Dylan lo nota y me coloca una cobija pequeña pero que me alcanza para mi sola.
Los otros dos comienzan a drogarse y luego nos invitan.
— Ellas no — les dice Dylan serio.
— Intentamos hacer esto más animado.
— No estamos en una fiesta para que esté animado.
— Tranquilo, ya entendimos, ellas no — y entonces le ofrecen a él y a Carlos.
— Dylan tú tampoco. No te metas esa porquería de nuevo.
— Carlos a ti ni se te ocurra pensar en meterte eso.
—¿Ahora los dominan las viejas?
—¿Bueno y a ti que imbécil? Yo no voy a dejar que ellos caigan en una maldita sobredosis — se voltea a verme.
— Oye, pero que agresividad. Está bien, si ninguno de usted quiere pues ustedes son los que se pierden de la diversión.
Me recargo en Dylan y él pasa su brazo por mi espalda dejando su mano en mi cintura.
Él sigue fumando y hablando con los demás y yo sigo mi plática con Lily.
— Yoyó, vamos a pasar a tu baño — le dice Lily y luego se levanta y me extiende una mano.
Frunzo el ceño pero aún así tomo su mano y ella me levanta del suelo.
— Ahorita regreso, no hagas una estupidez — le digo a Dylan y me sonríe.
— No la haré— le sonrío.
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Amigos no ✔️
AventureAmbos son mejores amigos desde hace ya 8 años, todo era normal hasta que comenzaron a mezclar sus sentimientos. Las discusiones, los celos, el deseo, era algo inevitable que comenzaba a surgir entre ellos. Les asustaba sentir de más, les asustaba...