22- Damaris Griego

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-28 de agosto-

Dylan.

Ayer no me aparecí más por el hospital. Estuve en el bar ahogando el dolor y me quedé dormido en el auto.

Hoy fui a la casa me di un baño y voy camino al hospital para ver cómo sigue Amanda.

— ¿Que pasó? ¿Dijeron algo sobre Amanda? — le pregunto a Carlos cuando llego a la sala de espera.

— Aún no despierta pero esta reaccionando bien al medicamento, su respiración se normalizó pero sigue siendo supervisada a cada momento — asiento — La bebé también está bien, hoy en la tarde podrá salir del hospital.

— No me interesa — digo intentando mostrar indiferencia.

— Es tu hija — aprieto la mandíbula — Liliana está con ella en otra habitación, la 115 en el área de bebés.

— Iré a ver a Amanda.

Me doy la vuelta y sigo al área de cuidados intensivos.

Al llegar a su habitación y verla allí acostada y conectada a miles de aparatos mi pecho se oprime.

Me duele verla así, me duele siquiera pensar que algo puede estar doliéndole y no pueda decirnos.

Me acerco a su lado y tomo su mano con la mía.

— Tienes que despertar Amanda, no se que hacer sin ti, no quiero nada de esto sin ti. Dijiste que estarías a mi lado ayudándome para no fallar, ahora no se que hacer, no he visto siquiera a la bebé, no puedo... Si tú llegas a morir... no quiero nada de esto. Te necesito a mi lado para poder hacerlo bien, sin ti voy a fallar, sin ti voy a hacer todo mal. No se como sobrellevarlo, no se que hacer y tengo miedo...

Ella no hace nada, no se despierta, no se mueve y lo único que se escucha en la habitación es el sonido de la máquina que mide sus latidos y la máquina del oxígeno.

Minutos después salgo de la habitación dejándola allí y me dirijo a aquella habitación.

Por culpa de ella Amanda está así.

Apenas hace unos días estaba feliz, todo estaba bien. Hablaba de la boda, de lo que quería, como la quería, como sería su vestido...

— Dylan... — dice Liliana cuando abro la puerta — Dylan es tu hija.

Sigue meciendo a la niña en sus brazos porque está llorando.

— ¿Qué pasa si Amanda no despierta? ¿Qué pasa si muere? Todo sera culpa de esa niña.

Ella niega.

— Es tu hija, es la bebé a la que le hablabas cada día. Es tu hija Dylan. Mírala, se parece a ti, ella es tu bebé, tuya y de Amanda. No puedes hacerle daño...

— Ella se lo hizo a Amanda.

— No... — me acerco a ella enojado, con la mente nublada y sin saber bien lo que voy a hacer — Dylan...

Estoy apunto de tomar a la niña que no deja de llorar cuando de un segundo a otro sus ojos azules se encuentran con los míos.

El enojo se evapora en segundos y el pecho se me oprime al ver como deja de llorar para observarme.

Caigo de rodillas al suelo y lo golpeo con mis puños.

Liliana retrocede y suelto un grito de frustración. Las lágrimas caen por mi rostro como si de un momento fuera un niño pequeño.

¿Que iba hacer? ¿En verdad iba a hacerle daño a mi propia hija?

— Dylan... se que estas enojado. Pero ella no tiene la culpa de lo que está pasando, solamente es una bebé, y es tu hija, es tu bebé.

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