16- Intento de aborto

25 1 0
                                    

-cuatro meses antes-

Dylan.

— Ya está, mi hermano quiere que nos encontremos en la antigua mansión en dos horas.

— ¿Donde mierda queda eso? — rueda los ojos y me observa.

— Yo te llevaré— dice y se levanta del sillón — Te veré más tarde, iré a buscar un spa porque siento que me está dando algo.

Sus tacones resuenan en el suelo hasta que sale de la casa.

Me tumbo en el sillón y cuando cierro los ojos el celular suena.

Recuerdo que lo dejé en la mesa de la cocina y me toca volver a levantarme. Bufo y cuando llego lo tomo y contesto la llamada de Carlos.

— ¿Qué pasa?

Ella.

— ¿Le pasó algo? ¿Qué sucede? ¿Carlos, qué pasó?

Si estás de pie toma asiento.

Frunzo el ceño.

— Déjate de estupideces y ve al punto, ¿Le pasó algo? — pregunto con temor.

— Hace días se enteró que está embarazada.

¿Qué? ¿Ella... ella está embarazada?

— Eso no es todo, Dylan. Ella se va a someter a una operación.

— ¿A una operación? — abro los ojos sorprendido.

¿Piensa abortar?

Ella va a abortar.

— ¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasó? No... tú no- no puedes dejarla.

— Ya estamos en la clínica, y ella ya está allá dentro.

— ¡No! ¡No, carajo! — desordeno mi cabello — ¡No puedes dejar que aborte! ¡No puede hacerlo! ¡¿Por qué lo hará?! No la dejes.

— Ya no se puede hacer nada Dylan, solo llamé para avisarte. Liliana entró con ella.

— ¡No, maldita sea! Detén esa estupidez Carlos.

— ¿Para que? Ella ya lo decidió, yo no puedo entrometerme en eso. ¿No que no querías hijos? Deberías alegrarte porqué no lo va a tener.

— ¡No! — todo lo que estaba encima de la mesa termina en el suelo; las sillas y todo lo demás, están fuera de su lugar — Ella si quería hijos Carlos. Ahora no está pensando con claridad así que no puedes dejarla hacerlo, si lo hace va a arrepentirse.

— Yo no puedo entrar ahí, Dylan.

— ¡Tienes que!

Pateo las sillas que ya están en el suelo.

— Tienes que entrar y detener eso. Ella no puede hacerlo... ¡Maldita sea!

La impotencia que me entra es horrible. Quiero ir y decirle que pienso apoyarla en todo, que estaré ahí con ella cada maldito momento, ¡y no puedo!

— No la dejes Carlos, no la dejes hacerlo.

— Lo siento Dylan, yo no puedo hacer nada.

— ¡Maldita sea!

Termino aventando el celular y este se estrella en la maldita pared.

— ¡Maldita sea, maldita sea!

— ¿Señor, está todo bien? — pregunta la de limpieza.

— Recoge el maldito desastre y consígueme un puto teléfono, ¡pero ya!

Asiente repetidas veces y vuelve a salir de la casa.

Agarro el saco del sillón y salgo de la casa.

Subo al auto y conduzco a gran velocidad sin saber a donde me dirijo.

Amanda.

— ¿Está lista? Vamos a comenzar — cierro los ojos y sostengo la mano de Lily.

¿Qué estoy haciendo? ¿En verdad quiero esto?

Abro los ojos y observo a Liliana.

— ¿Crees que es lo correcto?

— Yo... yo no se.

¿Soy capaz de hacer esto?

— No — contestó mi pregunta — No no no, no estoy pensando con claridad, quizá es precipitado yo... necesito pensarlo bien.

Intento apartarme.

— Comenzaremos el proceso ya.

— Pero no quiero, ya me arrepentí, no voy a hacerlo — bajo los pies de donde los tenía.

Siento todo entumecido y me es muy difícil moverlos.

— ¿Está segura? Si se espera más ya no se podrá realizar la operación.

— No quiero — Lily me sostiene y me ayuda a levantarme — Lo lamento, yo... no puedo hacerlo.

Niego y las lágrimas escapan de mis ojos.

— Es su decisión señorita.

— No voy a hacerlo, no puedo — asiente — Sácame de aquí Lily...

Ella me ayuda a bajarme de la camilla y luego salgo del cuarto.

— No puedo hacerlo Lily... no puedo.

— Está bien nena... — me abraza — Yo voy a estar contigo siempre, no voy a dejarte sola ni un momento.

— Tengo miedo...

— Es normal, pero lo harás bien. Lo haremos bien ¿si? — asiento y vuelvo a abrazarla.

Una enfermera me entrega mi ropa y paso a una habitación para cambiarme.

Cuando salgo Lily me vuelve a abrazar y luego salimos de la sala en la que estamos para ir a la sala de espera donde está Carlos.

Cuando nos ve, se queda observándome más tiempo con expresión decaída.

Terminamos por acercarnos y observa a Lily.

— ¿Quedó listo? — pregunta temiendo por la respuesta, lo escucho en su voz.

Observo mis manos cuando el vuelve a observarme.

Por alguna extraña razón me siento rara, como si apenas comenzara a comprender lo que estaba haciendo, y me siento avergonzada...

— No lo hizo.

— ¿Enserio? — abre los ojos sorprendido — Guau... no se que decir.

Observa a Lily y luego de nuevo a mi.

— Ven aquí — me abraza — Me alegra que no lo hayas hecho, sinceramente creo que tomaste una decisión muy apresurada y... Aquí estaremos para ayudarte en lo que sea, no vamos a dejarte sola Amanda.

— Gracias — me separo y limpio algunas lágrimas — Me alegra tenerlos conmigo.

— Siempre — dice Lily y me abraza — Siempre estaremos ahí para ti Amanda.

Amigos no ✔️ Where stories live. Discover now