-22 de noviembre-
Amanda.
A la mañana siguiente Dylan se lleva a sus hermanas a la casa de su abuela y en la tarde ya está de regreso en casa.
No puedo ni verlo.
Y luego él sigue enojado conmigo. Y yo también sigo enojada con él por haber metido a una estúpida a la casa.
Liliana llega más tarde por mi y no le cuento nada de lo qué pasó anoche, simplemente hablamos de otros temas.
Me lleva a su casa y nos ponemos a ver películas ya que aún sigue lloviendo como para salir a otra parte.
Ya en la noche me lleva a la casa y se va enseguida.
Entro a la casa y observo a Dylan en el sillón, agachado aspirando una línea blanca que estaba sobre la mesita.
— Dylan...
Cierra los ojos y luego posa su mirada en mi.
— Amanda — sonríe.
Está borracho y drogado.
— ¿Por qué, Dylan?
— Creí que no llegaría a casa hoy, con eso de que estás evitándome — se limpia la nariz.
— ¡Contesta la maldita pregunta! ¡¿Por qué lo hiciste?! ¡¿Por qué de nuevo?!
— No te incumbe — se levanta del sillón.
— ¡¿Ya olvidaste todo lo que pasamos?! ¡¿Lo que pasaste?! ¡¿Los desvelos en el maldito hospital?!
— No vengas a recriminarme ahora.
— Me dijiste que no lo harías más... Las cosas habían cambiado. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué volviste a hacerlo?
— No es de tu incumbencia.
— ¿No es de mi incumbencia? ¡Yo fui la que siempre estuvo ahí contigo! ¡La que te cuidaba en el maldito hospital! ¡¿Y ahora no es de mi incumbencia?!
— Jamás te pedí que lo hicieras, te quedaste porque tú quisiste.
— Porque eres mi amigo...
— ¡Pero jamás te pedí que te quedarás! ¡Así que no vengas a echármelo en cara ahora!
Sollozo y aprieto mis labios.
— Lo único que quería era ayudarte...
— ¡Pero jamás te lo pedí! ¡Jamás necesite tu maldita ayuda! ¡Podía solo! ¡Te lo dije cientos de veces y aún así te quedaste! ¡¿Te pedí que te quedarás?! ¡No! ¡Así que vete a la mierda y deja de echarme en cara esa estupidez!
— No estás bien Dylan — intento acercarme pero se aparta — Te conozco, así que déjame ayudarte. Podremos salir de esto también así como lo hemos hecho anteriormente...
— ¡No quiero tu maldita ayuda! ¡Entiende! — me observa enojado — Estoy bien, joder.
— Si no me dejas ayudarte no se que más hacer por ti entonces. Y tampoco voy a quedarme para ver cómo vuelves hacer tu vida una mierda. Ni tampoco voy a quedarme para que sigas insultándome. Entiende que te estás destruyendo y de paso a mi y no lo voy a permitir...
— Pues vete.
— Lo haré, porque no pienso quedarme para volver a ver como te destruyes, para volver a ver como sufres.
— ¡Pues no pierdas más tiempo y lárgate a la mierda! ¡Vete! ¡Lárgate Amanda! ¡Lo único que sabes hacer es recriminarme! ¡¿Quien te crees que eres?! — se acerca enojado y el labio comienza a temblarme — Estoy cansado de tus malditos reproches y estupideces.
CZYTASZ
Amigos no ✔️
PrzygodoweAmbos son mejores amigos desde hace ya 8 años, todo era normal hasta que comenzaron a mezclar sus sentimientos. Las discusiones, los celos, el deseo, era algo inevitable que comenzaba a surgir entre ellos. Les asustaba sentir de más, les asustaba...