23- Despertó

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-29 de septiembre-

Amanda.

Estoy aturdida y la luz qué hay en donde estoy no me deja abrir los ojos.

El cuerpo me pesa pero aún así estiro mi brazo para taparme los ojos.

— Amanda, ¿como te sientes? — escucho a lo lejos y alguien baja mi brazo y abre mi ojos para aluzarme con otra luz todavía más fuerte.

Alejan la linterna y parpadeo repetidas veces para aclarar mi vista.

— Amanda — lo escucho a él — ¿Que están haciéndole? ¿A donde la llevan?

— Necesito que firme los consentimientos — le dicen — La llevaremos para evaluar su estado general, revisaremos que no hayan quedado secuelas, ya se lo habíamos comentado antes.

Escucho muchas voces, de aquí allá y no termino de enfocar mis vista.

— Amanda — su mano toma la mía — Vas a a estar bien, estaré aquí esperándote con nuestra hija.

Nuestra hija.

Todo vuelve a tornarse oscuro y vuelvo a perder el conocimiento.

Dylan.

— Ya llevan más de una hora con ella.

— Están realizándole los estudios que sean necesarios, ya vendrá, no te preocupes — dice Liliana — Ella estará bien.

Más minutos pasan y vuelven a regresarla a la habitación, ella se encuentra dormida pero necesito que abra esos ojos, necesito que me mire.

Las horas pasan y el médico me comenta que todo parece estar bien con ella. Que en los exámenes no salió nada grave y que estará bien en unas semanas.

Ya en la noche ella vuelve a despertar.

— La luz... — dice con voz ronca y voy a bajarle la intensidad para luego acercarme a ella.

— ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? — sostengo su mano y dejo un beso en ella.

Ella parpadea hasta que logra abrir sus ojos y su mirada se encuentra con la mía.

— Quiero agua...

— Iré a pedirle a una enfermera — dice Liliana detrás y sale de la habitación.

— ¿Te duele algo? — ella niega.

— ¿Qué pasó?

— Todo se complicó en el parto, te lo dire luego — ella me observa aterrada.

— ¿Donde... donde está nuestra hija?

— Ella está bien — la tranquilizo — Está dormida.

Volteo hacia el sillón donde ella se encuentra en el porta bebé. Amanda intenta reincorporarse en la camilla y la ayudo.

— ¿Está ahí? — pregunta observándome y asiento — Quiero verla...

Acomodo la camilla para que ella esté sentada y luego entra Liliana con una enfermera detrás.

— Le trajimos algo para que coma.

La enfermera acerca el carrito donde trae una charola con una gelatina, un agua y un plato con un caldo de verduras o algo así y luego se va.

— Quiero ver a mi hija.

— Primero come para que tengas fuerzas para sostenerla ¿si? — le dice Liliana con ojos cristalizados— Me alegra que estes bien, me asustaste mucho.

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