21- Segundo nacimiento

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-27 de agosto-

Amanda.

Las semanas pasaron y nos movimos para Nueva York ya que Dylan está arreglando unos asuntos para su nueva empresa.

Ese nuevo proyecto le llevará algo de tiempo y aparte como estoy por aliviarme pronto, Dylan compró una casa junto con Carlos.

Es enorme ya que la compraron entre los dos y excedieron el límite. Tiene tres pisos, y es como un jodido castillo. Por dentro es hermosa, cuelgan hermosos candelabros de diamantes del techo y su decorado es en colores dorados.

Mi habitación con Dylan es enorme, el baño y el armario también son enormes. Todo es muy bonito.

Nuestra habitación está en el segundo piso, pero como ya no puedo estar subiendo y bajando escaleras elegimos una habitación en la planta baja. Esa también es bonita, pero nada comparada con la otra.

Ahora si que vivimos como princesas, Dylan contrató personas para el servicio y entre ellas cocineras, jardineros, personas que nos ayudarán con la limpieza de la casa y incluso contrató una niñera para Benjamin, el hijo de Liliana. Y también le dije que tenía que buscar a una para Damaris, pero quedó en buscarla, cosa que no creo que haga.

Me encuentro en el jardín trasero de la casa el cual es enorme, estoy junto a Liliana, el bebé y la niñera.

Estábamos riéndonos por una tontería que Liliana dijo hasta que me levante de la banca para ir por algo dentro de la casa y de pronto todo comenzó a hacerse oscuro a mi alrededor.

Intenté sostenerme con algo pero no había nada y caí al suelo desmayada.

Dylan.

— ¡¿Que sucedió?! — le pregunto mientras las enfermeras se llevan a Amanda hacia urgencias.

— ¡No lo sé! — dice Liliana exaltada — Estábamos bien, estábamos riendo y ella se levantó de la banca para ir por algo dentro de la casa y en el camino vi como comenzó a sangrar y cuando iba a acercarme ella se desmayó. No se porqué, no qué pasó.

Carlos la abraza mientras ella llora y yo solo doy vueltas de un lado a otro por largos minutos.

Nadie sale a decirnos nada después de media hora aquí, ni un maldito médico viene a avisarme nada.

Pasan otros largos 10 minutos hasta que un médico sale.

— La paciente va a entrar en trabajo de parto — mi mundo se detiene y solo sigo al médico.

Me visto con lo que me dan y luego entro al quirófano donde la veo con una máscara de oxígeno y con una intravenosa.

Ella me observa y comienza a llorar, me acerco a su lado y sostiene mi mano con fuerza.

Los minutos más desesperantes de mi vida pasan cuando los médicos le dicen que puje y después de tanto ella comienza a llorar y a negar.

— El bebé se volteo para arriba — dice un médico y la máquina que mide los latidos comienza a marcar líneas de arriba a abajo seguidas.

— La paciente está entrando en paro — su mano deja de apretar la mía y los médicos me mueven apartándome de su lado.

— Tendremos que realizar una cesaría de emergencia.

Comienzan a venir médicos de aquí para allá y solo observo como comienzan a conectarla a muchos aparatos y luego comienzan a realizarle la cesaría y la maldita máquina comienza a marcar una sola línea.

— La estamos perdiendo — los médicos se apresuran a sacar a la bebé y luego comienzan con los electrochoques en Amanda para intentar reanimarla.

Mi mundo comienza a caerse cuando ella no responde a ninguno. Siguen intentándolo más de tres veces y la estúpida máquina no deja de marcar una línea recta.

Amigos no ✔️ Where stories live. Discover now