Capítulo veintitrés;

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PABLO GAVI


—Estas niñas siempre llegando tarde, es que ya sabía yo que íbamos a estar esperando un rato—comenta Pedri desde el asiento del conductor.

—No se que te esperabas hermano, si ya de normal llegan tarde pues hoy que se van a poner de punta en blanco pues aún más—digo yo desde el asiento de detrás mientas cotilleo insta para hacer tiempo.

Estamos aparcados delante de la casa de los Martínez esperando a que Sira y Mar salgan para ir a la discoteca donde hemos quedado con todos. Es la una de la mañana ya y llevamos en el coche quince minutos esperando a que salgan.

—A este paso entro yo a buscarlas—bufa Ferran desde el asiento del copiloto.

Hemos decidido ir en el coche de Pedri ya que nosotros no vamos a beber prácticamente porque mañana tenemos entreno por la tarde ya que Xavi nos ha castigado sin darnos el día libre por el empate de hoy. Una putada muy grande pero bueno, eso no nos iba a quitar de salir hoy todos juntos.

Se escucha jaleo en la puerta de casa antes de que esta se abra. Puedo ver cómo mi suegro nos saluda desde la puerta antes de darle un beso a sus hijas para que estas salgan de gancho mientras se mean de la risa.

—¡Feliz año chicos! Pasarlo muy bien y cuidarmelas que ya van un poco piripis—dice él riendose mientras se despide con la mano de nosotros.

—¡Cuenta con eso Lucho, feliz año!—le decimos Ferran y yo bajando la ventanilla mientras ellas se acercan al coche.

Nada más veo a Mar acercándose al coche se me caen hasta los pantalones con lo preciosa que va. Lleva puesto un vestido negro de lentejuelas largo que tiene una abertura en el lado y deja ver una de sus piernas, el escote es en forma de corazón y lleva un abrigo negro de pelo encima para no pasar frío a estas horas de la noche. Lleva el pelo suelto y planchado y los tacones, bolso y pendientes son plateados.
Joder, es que es preciosa.

—Estas ya se han bebido mitad del bar de casa entre las dos.—comenta el canario mientras se ríe.

—¡Que poco caballeros sois cabrones!—dice mi cuñada mientras abre la puerta del coche. —Casi nos rompemos un pie y vosotros ni el brazo venís a dar.

—Perdón mi amor, pero es que ya vamos tarde—le dice Ferran a Sira. —Anda subiros que llevamos aquí quince minutos esperando.

—¡Feliz año mis nenes!—dice mi novia sonriente mientras se mete en el coche y me mira de arriba a abajo con una sonrisa.
—Madre de Dios, que guapo me vienes Gavira. Ten cuidado a ver si no te salto encima en algún momento de locura—dice sin vergüenza ninguna haciendo que me ría.

—Estas preciosa cariño. Se me ha caído la baba nada más verte.—le digo mientras le cojo de las mejillas para darle un beso corto.

Siento como sonríe contra mis labios antes de separarse de mi mientras Sira entra en el coche.

—Que guapas venís chiquillas mías—dice el canario mientras arranca el coche. —¿Venís ya pedo a qué si?—pregunta él mientras se ríe.

—¡Gracias Pepi! Y si, un poco, nos hemos emocionado con el champán a la cena y después de las uvas nos hemos tomado unos cubatas mientras nos arreglábamos—dice Sira sonriente.

—Eso explica todo—digo yo riéndome.
—¿Que tal la cena?

—Muy bien, vengo más llena que otra cosa porque he comido como una comilona pero ahora ya compensamos con las copichuelas—dice Mar mientras me agarra la mano y entrelaza nuestros dedos. —No he sido capaz de terminarme las uvas por la risa y he escupido todo.

EVITERNO ; pablo gavi.Where stories live. Discover now