Extra tres: ¡Las lentillas, Mar porfavor!

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MARFIL MARTÍNEZ



Suspiro mientras miro la aplicación del móvil que me dice que tengo un retraso de casi veinte días antes de tirar de la cadena del baño e ir a lavarme las manos.

Joder, quien me mandaría a mi ser tan gilipollas y olvidarme de tomar las anticonceptivas dos dias seguidos en la luna de miel.

Siempre me las tomo, pero con la emoción de estar en aguas cristalinas caribeñas durante casi tres semanas acompañada de mi marido, y amor de mi vida, mientras hacíamos todo tipo de actividades desde nadar con tiburones hasta pasarnos toda la tarde en la habitación haciendo lo que todos sabéis, pues mi cabeza colapsó y cuando me di cuenta llevaba dos dias seguidos sin tomármelas.

Lo sé, hay muchas posibilidades de lo que todos estamos pensando, pero llevo retrasando el momento por si las moscas ya que estoy demasiado acojonada por la situación.

Salgo del baño mientras me calzo las chanclas y bajo al piso de abajo donde está Pablo en la cocina haciéndome el café de todas las mañanas. Está con sus pantalones cortos de chándal y sin camiseta mientras tararea una canción de Quevedo mientras me da la espalda. No puedo evitar sonreír mientras me acerco a él por la espalda y me abrazo a su cuerpo por detrás.

—Uy, pero si tengo una lapa pegada a la espalda.—dice burlón mientras entrelaza sus manos con las mias. —Te estoy haciendo el café para que no me estés de morros.

—Gracias nene.—le susurró mientras le doy un beso en la espalda y apoyo mi mejilla en su espalda.

—¿Estas bien cari?, es que te noto tristona.—me pregunta mientras aún estoy abrazada a su espalda con mi mejilla apoyada en esta.

No puedo evitar que los ojos se me agüen al ver cómo se preocupa por mi. Llevo dos semanas aguantándome yo sola este agobio que tengo y llega un momento que no puedo más.

Niego con la cabeza mientras mis lágrimas empapan su espalda y Pablo se gira preocupado a mirarme mientras me coge de las mejillas para que lo mire.

—Pero amor ¿Que pasó?—pregunta preocupado mientras me acaricia las mejillas y me mira a los ojos. —No quiero que llores, ya sabes que puedes contarme cualquier cosa que te preocupe, que para eso estoy aquí.

Yo suspiro mientras me abrazo a su cuerpo y él me acaricia la espalda con suavidad mientras intento relajarme para hablar.

—Es que me sigue sin bajar la regla y estoy acojonada, Pablo.—le digo en un susurro.
—Es mi culpa por olvidarme de tomar las anticoncep...

—Eso sí que no nena.—dice cortándome mientras me coge la cara para que lo mire a los ojos. —No es tu culpa, que te entre bien en la cabeza. Esto es una cosa que hemos hecho los dos, sabíamos las consecuencias que hay y vamos a afrontarlo juntos. Pero no quiero que llores ni te eches la culpa, porque no la tienes mi amor.

—Gracias, enserio.—le digo en un susurro mientras le acaricio la mandíbula.
—Siempre sabes que decir para calmarme.

—No te creas, casi siempre te pongo de los nervios pero hoy me ha salido la jugada bien.—dice burlón haciendo que suelte una pequeña risa. —Anda, desayunamos y nos vamos a la farmacia a comprar un test y así salimos de dudas.—dice antes de darme un beso en la frente.

—Te quiero, Pablo.—le recuerdo yo mientras entierro mi cara en su pecho mientras lo abrazo.

—Y yo mi amor, siempre.—me dice mientras me acaricia el pelo. —¿Estas más tranquila?

Yo asiento antes de que él me dé un beso en el pelo y nos sentemos a la mesa a desayunar.

Estamos a mediados de julio y los dos estamos de vacaciones así que es un milagro que estemos un día desayunando antes de las doce de la mañana, pero bueno, la situación de esta mañana era un poco diferente y eso hace que media hora después ya estemos los dos subidos en el coche mientras Pablo conduce hacia la farmacia más cercana.

EVITERNO ; pablo gavi.Where stories live. Discover now