Extra cuatro: Tiene tus ojos, nena

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PABLO GAVI

—¿Enserio crees que no nos falta nada?—pregunto por decimocuarta vez. —A ver, repasemos, tenemos la ropa del niño, ropa para ti, el neceser...

—Pablo...estate tranquilo porfavor, que aún faltan dos semanas en teoría.—dice suspirando mientras se sienta en la cama.

—¡Pues por eso, solo faltan dos semanas. Es que yo me voy a morir con esta espera!—digo alterado. —Además, que tener la bolsa lista es una de las cosas más importantes, tú imagínate que te pones de parto y no tenemos nada preparado.

Madre mía, a mi esto de la paternidad me va a volver loco. Prácticamente llevo todo el embarazado más agobiado y nervioso que mi mujer, y eso que es ella la que está embarazada.

—Tú preocúpate por mantener la cabeza en el sitio en estas dos semanas que quedan, anda.—me dice burlona mientras se levanta para acercarse a mi y me coge la cara con las dos manos. —Tienes que tranquilizarte, mi amor—me susurra mientras me mira a los ojos.

—Es que quiero que salga todo bien, Elefante.—le digo suspirando mientras le acaricio las mejillas con cariño. —Joder, es que estoy nervioso de cojones por hacer esto bien.

Ella me sonríe tiernamente antes de darme un pico en los labios haciéndome a mi sonreír también.

—No eres el único, pero confío en nosotros.—me dice mientras acaricia mi mandíbula suavemente haciéndome sonreír.

Me agacho haciendo que mi cara quede a la altura de su vientre abultado y puedo ver cómo sonríe cuando levanto su camiseta del pijama para darle un beso justo encima de su ombligo.

—Porfavor campeon, sal ya.—susurro yo mientras doy pequeños besos por su barriga. —Que entre los nervios y tú madre, que está volviéndome loco, yo voy a terminar en un psiquiátrico a este paso.—le hablo al bebé con una sonrisa burlona haciendo que Mar abra la boca ofendida.

—¡Tú sí que estás volviéndome loca, Martín!—dice ella molesta haciendo que yo suelte una risa mientras me pongo de pie.
—Vamos para abajo, que tengo un hambre que me muero y tardo dos horas en bajar las escaleras. ¡Que harta estoy de todo!—dice mientras sale de nuestra habitación cabreada.

En estos últimos meses de embarazo absolutamente todo le afecta. Pasa de estar contenta a triste para después enfadada y luego volver a contenta en menos de un minuto. Y yo tengo que ir con cuidado con lo que suelto por la boca, porque lo que antes se tomaba como una simple vacilada de las mías ahora se pone a llorar o me tira la chancla a la cabeza como una completa loca.
También su apetito es como una ruleta rusa, hay veces que se zampa media nevera o tiene esos antojos raros que nadie entiende y hay otras que no come nada porque le da la neura.
En estos meses también ha pasado por la etapa de tener las hormonas completamente alborotadas y no dejarme salir de la cama en toda la tarde, que oye que yo no me quejo en absoluto vaya...

Pero bueno, a pesar de todo eso todo nos va genial en nuestra etapa pre-paternidad.

Vuelvo al mundo real cuando escucho un sollozo por su parte mientras está a la mitad de las escaleras. Yo la miro preocupado antes de bajar hasta donde está y acariciarle la espalda.

—¿Pero que te pasa, mi amor?

—Es que me siento gilipollas bajando las escaleras, tardo dos horas y me estreso yo sola.—lloriquea ella mientras yo intento no reírme.

Si ya se por si es dramática el embarazo la ha vuelto el triple más.

¿Quieres que te ayude?

EVITERNO ; pablo gavi.Where stories live. Discover now