Extra siete: Familia numerosa

7.1K 282 19
                                    

MARFIL MARTÍNEZ

Siento dos pesos a mis lados cuando despierto por la mañana. Suspiro mientras me quito el pelo de la cara y me estiro en cama abriendo los ojos. Aún es de noche y miro el reloj dándome cuenta que son las siete y veinte pasadas.

Mis dos ángeles duermen pegados a mi cuerpo cada uno a un lado mío. Enzo se abraza a mi barriga abultada mientras que Olivia duerme estirada como una estrella de mar. Sonrío mientras les acaricio el pelo con suavidad antes de levantarme de cama para dejarlos dormir la media hora que les queda. A las nueve tienen que estar en el cole, así que pueden dormir hasta las ocho.

Pablo no está en casa hoy. En estos momentos me supongo que estará durmiendo en su habitación de hotel en Vigo. Juegan esta tarde contra el Celta y ayer a la noche cogieron todo el equipo el avión directo a Galicia, en teoría llegan esta noche a Barcelona de vuelta así que tampoco se me hace demasiado pesado.

Me acaricio la barriga abultada mientras camino hacia el baño haciendo el menor ruido posible. Estoy ya de ocho meses y dos semanas, mi médico me ha dicho que estoy ya casi a punto y que estos últimas semanas tengo que estar muy atenta a las señales de mi cuerpo. Tampoco me asusta demasiado, ya es el tercero y he aprendido a gestionarlo bastante bien.

Hago pis y me lavo las manos y la cara para despejarme un poco antes de bajar al piso de abajo a hacerme una infusión y mis tostadas del desayuno.
Aprovecho esta media hora para desayunar en tranquilidad ya que cuando despierten los niños es todo a prisas y son dos terremotos deambulantes.

Le mando un whas a Pablo diciéndole buenos días y a los cinco minutos veo como la pantalla del móvil anuncia una llamada entrante suya.

—¿Que haces despierto tan temprano?—pregunto yo nada más le cojo el teléfono.
—Ayer me dijiste que no tenías reunión hasta las diez, amor.

—Buenos días, gordi.—dice con voz ronca haciéndome sonreír. —No, es que no tengo reunión hasta las diez pero me puse la alarma antes para estar despierto para cuando despierten los niños. ¿Que tal estáis?

Yo es que me lo como.

—Pues ellos dormidos como benditos en nuestra cama y yo desayunando.—digo soltando una pequeña risa. —¿Tú como dormiste, cari?

—Bien, aunque se me hace raro dormir sin ti.—lo escucho suspirar. —¿Que tal va mi hija que vive en tu barriga?

—Todos estamos bien, Pablo.—digo yo sonriendo. —Tú hoy no te preocupes más y céntrate en el partido, que sabes que es importante...

—Lo sé, pero más importantes sois vosotros, mi amor.—dice haciéndome sonreír. —Prométeme que me vas a avisar si notas algo raro, sabes que te queda nada y yo estoy nervioso de cojones...

—Te lo prometo...—digo alargando la "e" mientras ruedo los ojos con una sonrisa.
—Voy a despertar a los niños, que si no luego me llegan tarde al cole. Vamos hablando ¿si?

—Vale, os amo cielo.

—Y nosotros a ti. Un beso, amor.—le digo lanzándole un beso por el móvil antes de colgar con una sonrisa.

Me termino el té y las tostadas y como son ya las 7:55 subo a despertar a los niños.
Ambos están dormidos en la mitad de mi cama y no puedo evitar sonreír al verlos tan tranquilos.

EVITERNO ; pablo gavi.Where stories live. Discover now