Capítulo cuarenta y tres;

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PABLO GAVI

—¡Amor, mira que tazas más monas!—escucho la voz de mi novia emocionada.

Me giro y veo cómo tiene en las manos una taza de desayuno rosa con dibujos.
Sonrio como un idiota mientras le doy la vuelta al carro para acercarme a ella.

—¿La quieres?—le pregunto sonriente.—Te la pillo para que desayunes por las mañanas en mi casa.

—Chi.—dice haciendo un puchero antes de darme un pico en los labios y meter la taza en el carro. —A ver, ¿que nos falta?

—Los platos y la ropa de cama.—digo mirando la lista que tengo en las notas del móvil. —A ver si terminamos ya, que estoy hasta el culo de estar dando vueltas entre muebles.

—Que aburrido eres, venir a Ikea es uno de los mejores planes.—dice ella riéndose mientras coge el carro esta vez.

Porque si, estábamos los dos en Ikea comprando las cosas que me faltan para mi nueva casa. Habíamos ido a verla hace dos semanas, y la verdad es que me había gustado tanto que ya había firmado en contrato en esa misma semana. Mis padres me habían ayudado con la mudanza en estos días, pero al ser una casa nueva pues le faltan bastantes cosas y había cosas que también quería cambiar por gusto.

Había aprovechado estos días que estaba de baja por la lesión del partido anterior contra el Madrid para organizarme un poco la vida. Esta semana que entraba ya volvía a los entrenamientos normales, ya que estaba totalmente recuperado y necesito ponerme las pilas para que Xavi me vuelva a poner de titular en el próximo partido.

Tampoco me podía relajar demasiado, ya que en cuatro meses es la Eurocopa, y llevan todo el año asistiendo a los partidos para fichar a los jugadores que quieren convocar. No voy a mentir, quiero que me convoquen y creo que tengo posibilidades, pero en esta vida no hay nada seguro y tengo que dar lo mejor de mi para que sea así.

—¿Estas seguro que no queda nada más?—pregunta indecisa mientras mete la cabeza para mirar la lista de mi movil. —Que con las ganas que tienes de largarte de aquí eres capaz de dejar la compra a medias, que nos conocemos Pablo.

—Que no, mi niña—digo guardando el móvil. —Y si me falta algo pues otro día volvemos, no preocuparse.

—Tú sabrás, que eres más raro que un perro verde.—dice ella rodando los ojos causando que me ría. —¿Luego podemos pasar por el Dunkin antes de ir para casa? Que me apetece un batido de esos ricos.—dice haciéndome ojitos.

No me puedo resistir a esa mirada.

Vale—digo alargando la "a". —Sabes perfectamente cómo chantajearme con esos ojitos.

Ella sonríe antes de darme un beso en la mejilla y seguir a lo suyo dejandome cargar con el carro de nuevo a mi.

Casi una hora después estamos subiéndonos al coche porfin, después de salir de esa tienda del demonio y guardar las cosas en el coche. Hoy vamos en el coche de Mar ya que mi deportivo casi no tiene espacio para guardar las cosas y su Porche Cayenne pues si.

Pasamos por el Dunkin y se pide un frozen de lotus para después ir para mi casa mientras escuchamos Taylor Swift, esta niña tiene un serio problema con esa cantante y me lo está pegando con las coñas.

—¡Nene, ¿donde está el helado?!—pregunta a gritos desde la cocina.

—¿Quizá en el congelador?—digo yo riéndome mientras me levanto del sofá para ir hacia la cocina.

Está de espaldas a mí mientras mira el congelador de arriba a abajo, lleva puesto su típico moño mal hecho y una camiseta y unos pantalones de chándal míos con los que parece un minion porque al quedarle grandes la hace ver más pequeña de lo que es y es súper adorable.

EVITERNO ; pablo gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora